Rompamos paradigmas

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10 marzo 2014
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paradigmaPor: Ps. Graciela Gares*

El pasado año 2013 visitó Uruguay, Nick Vujicic, un joven australiano, quien nació con un cuerpo incompleto, sin brazos ni piernas. A pesar de ello, Nick ha practicado natación, surf, buceo, pesca, toca la batería, compone canciones y da conferencias motivacionales y evangelísticas alrededor del mundo. Posee una doble licenciatura en disciplinas económicas. También, logró enamorar el corazón de una hermosa mejicana, con quien formó su familia y es padre de un varón.

Como lo cuenta en su libro “Una vida sin límites”, de pequeño tuvo una infancia feliz mientras no fue consciente de la incompletitud de su cuerpo. Luego pasó por etapas críticas en la escuela donde era burlado y discriminado. En la adolescencia se debatió entre interrogantes, enojo hacia Dios y ánimo depresivo. Incluso pensó en suicidarse. Pero hoy le vemos sonriente, bromeando respecto a sus limitaciones físicas y asumiendo el rol de motivador de multitudes. ¿Cómo lo logró? ¿Con qué herramientas? Su experiencia de vida nos interpela fuertemente, porque echa por tierra múltiples paradigmas humanos y culturales.

Cómo miramos al discapacitado

Un estudio de la Universidad de Costa Rica (2013) señala que históricamente las sociedades han mirado al discapacitado desde la lástima, la caridad y la necesidad de protección, considerándoles anormales, minusválidos o lisiados.

La primera guerra mundial, con su secuela de ex combatientes dañados física y emocionalmente habría dado origen a una visión distinta, que observaba la discapacidad como un obstáculo a remover para que quienes la sufrían pudieran adaptarse al entorno y funcionar en él.

Hoy estaríamos ante un nuevo paradigma biopsicosocial, que intenta mirar más allá de la discapacidad y hace foco en las barreras para la integración y participación social que el entorno le plantea, ya que nuestras sociedades no están diseñadas para la diversidad. Hay barreras físicas así como actitudinales (discriminación, segregación) que impiden la integración laboral, educativa y política de esas personas.

Pero decir que los paradigmas respecto a la discapacidad han evolucionado, no significa que el paradigma anterior haya desaparecido sino que  queda subyacente y vuelve a emerger en nuestra mente cuando menos lo esperamos.

Si pensamos en Nick Vujicic, lo pronosticable para él era una vida improductiva, dependiente, quizá sumida en la autocompasión y el rencor.

Algún abortista podría haber opinado: “mejor le hubieran abortado durante su gestación”.

Pero aunque su cuerpo está incompleto, Nick  es en su interior, un ser humano igual a nosotros y así se lo hicieron ver sus padres. Y luego él debió construir sus propios paradigmas para convertirse en el ser humano que hoy es y alcanzar “una vida sin límites”.

¿Qué son los paradigmas?

Son visiones de la realidad que los individuos crean para intentar comprenderla y manejarla. Son creencias que aceptamos como verdaderas, sin cuestionarlas ni ponerlas a prueba. Luego ellas moldean nuestra conducta y nos dicen qué podemos hacer y qué no. A menudo, son creencias limitantes pues acaban convirtiéndose en cadenas mentales, que reducen nuestra libertad de pensar por nosotros mismos.

El poder de los paradigmas es enorme, con efectos negativos y positivos, ya que influyen en la manera de ver, pensar, sentir, hablar y hacer de los seres humanos, determinando hábitos y costumbres.

Alguien dijo que un paradigma es como un lente que nosotros nos construimos, según nuestra percepción de la realidad.  Y nuestra percepción de la realidad está muy influenciada por nuestra familia, el grupo social al que pertenecemos, la educación recibida, nuestra religión, el medio cultural y aún los medios de comunicación a los que estamos expuestos.

Cada individuo puede construir sus propios paradigmas, pero lo más frecuente es que simplemente aceptemos creencias construidas por otros, a veces sin demasiada reflexión de nuestra parte.

Analicemos algunos paradigmas tradicionales (y absurdos) de nuestra cultura:

“Los hombres no lloran”.

“Las mujeres manejan mal”.

“Todo tiempo pasado fue mejor”.

“A cierta edad (60, 70, 85 años) ya se es viejo para emprender cosas nuevas”.

Otros paradigmas más personales rezan: “como soy tímido/a nunca podré hablar en público”, “Yo nunca voy a aprender un idioma”, “Nunca seré capaz de conducir un automóvil”, etc.

Nuestra cultura adolece de múltiples paradigmas negativos cuya fuerza puede limitar, esclavizar y hacer desgraciada o improductiva la vida de la gente.

En tiempos de Colón la creencia generalizada establecía que la tierra era plana.

¿Cuánto tiempo la humanidad estuvo esclavizada a ese paradigma erróneo?  Hasta que Colón decidió desafiarlo y demostró lo contrario.

En tiempos de Jesús se decía: “¿De Nazareth puede salir algo bueno?”.

Hoy solemos pensar parecido respecto a los barrios marginales de nuestras grandes ciudades. “Si vives en un barrio donde todos se drogan, imposible no drogarte”. Así estigmatizamos barrios enteros suponiendo que donde haya pobreza y delito, todos serían delincuentes.

¿Bajo qué paradigmas piensas construir tu vida en este 2014?

Nick debió desafiar y trascender los paradigmas humanos que lo condenaban a una existencia dependiente, improductiva, triste y de bajo perfil. “Podría estar frustrado por lo que no tengo, pero preferí estar agradecido por lo que sí tengo”, dijo Nick.

“Mi vida es un testimonio de que los únicos límites que existen son los que nosotros mismos nos imponemos”.

Apoyado en la confianza en Dios que sus padres le inculcaron, Nick desafió sus limitaciones físicas para vivir una vida extraordinariamente plena para su condición.

Su vida hoy es un reto para todos nosotros. Nos reta a remover  las “discapacidades” que atan nuestro espíritu y no nos dejan levantar vuelo, nuestras incertidumbres, el temor a la crítica, el espíritu de mediocridad que quizá impera en el ambiente en que vivimos y ejerce presión sobre nosotros para que no emprendamos nada trascendente.

Nuestra propuesta es que, al comienzo de este nuevo año, revisemos nuestro sistema de creencias.

Si entregamos a Dios el control de nuestras vidas, Jesucristo llega con su sistema de creencias liberadoras:

Los que confían en Jehová tendrán nuevas fuerzas… correrán y no se cansarán”. (Isaías 40:31).

Al que cree todo le es posible (Marcos 9:23).

La vida del hombre no consiste en acumular cosas (Lucas 12:15).

Es más bienaventurado dar que recibir (Hechos 20:35).

Pero suele ocurrir que aunque seamos cristianos, sigamos aferrados a viejas creencias heredadas de nuestra familia o de nuestra cultura.

¿Qué límites te has auto-impuesto o te impusieron otros en tu vida personal?

De la mano de Dios, rompamos los paradigmas humanos que nos limitan y hacen nuestra vida insatisfactoria.

Sigue aprendiendo y educándote, no importa la edad que tengas.

Vence el miedo a emprender cosas nuevas.

Proponte metas altas en tu vida personal y también en tu vida de fe.

Hazte tiempo para disfrutar la vida, viajar, crear, contemplar la naturaleza.

Trabaja activamente para mejorar o mantener tu salud.

Desafía los “imposibles”.

 “Ensancha el espacio de tu carpa, y despliega las cortinas de tu morada. ¡No te limites!

Alarga tus cuerdas y refuerza tus estacas.

Porque a derecha y a izquierda te extenderás; tu descendencia desalojará naciones, y poblará ciudades desoladas.  Isaías 54: 2-3  – La Biblia”

* Ps. Graciela Gares – Participa en la programación de RTM Uruguay que se emite por el 610 AM – Columna: “Tendencias” – Lunes 21:00 hs.

2 Comments

  1. Carlos dice:

    Buen artículo. Todos los que tenemos como paradigma esencial nuestra fe en Dios contamos con un plus para enfrentar la problemática cotidiana. Agradezco tener en mi mente este paradigma.

  2. Cristina Bruzone dice:

    Contenta de escuchar nuevamente a la Ps. Graciela Gares. ¡Muy bueno el tema! No lo decía, lo pensaba: “todo tiempo pasado fue mejor”. Fue un aprendizaje duro, pero ¡gracias Dios”, desafío los “imposibles”, más lento, ¡siempre hacia adelante!

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