Cuánto cuesta la “Alegría” y una “Noche de paz”

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Canasta-3Por: Esteban Larrosa*

Me sorprendió el catálogo del supermercado, pero enseguida me di cuenta que tan solo mostraba descarnadamente lo que ya todos sabemos.

La primera canasta navideña que vi lleva el nombre de “Noche de Paz” con un costo de $u 4.980 y la segunda “Alegría” por $u 2.170, luego descubrí otras con nombres referentes a la época que nos aprestamos a celebrar: “Estrella de Belén” ($u 1.499), “Nazareth” ($u 1.230), “Villancico” ($u 870), entre otras.

Para tener una “Noche de Paz” ellos nos proponen whisky escocés, Freixenete, vino tinto, panetone, budín, turrón español, trufas, té, café, tortillas, maní con sal, champignones, aceitunas rellenas, salsa, mostaza de Dijón y mejillones en escabeche. Un poco menos nutrida, pero con elementos similares es la “Alegría” que nos invitan a incluir en nuestras fiestas. Así están las cosas.

Ante esta, ya obscena e impúdica escena consumista y materialista de las fiestas, es hora de reaccionar. ¿De verdad pensamos que conseguiremos la alegría y la paz comiendo y bebiendo hasta reventar, desembocando en la resaca y en el peor de los casos en la emergencia del hospital tras un atracón estomacal?

¿Es esta la “Noche de Paz” que queremos tener? ¿Es esa la “Alegría” que precisamos para la celebración de la Navidad?

La navidad debe producir gran gozo y traer paz al corazón pero por los motivos correctos. Volvamos a Belén, junto a los pastores que pasaban la noche en el campo cuidando sus ovejas y veamos el origen de la alegría y la paz de la navidad. El evangelio de Lucas muestra a un ser celestial dando este mensaje:

«No tengan miedo, porque les traigo una buena noticia, que será motivo de gran alegría para todos: Hoy les ha nacido en el pueblo de David un salvador, que es el Mesías, el Señor. Como señal, encontrarán ustedes al niño envuelto en pañales y acostado en un establo.»

En aquel momento aparecieron, junto al ángel, muchos otros ángeles del cielo, que alababan a Dios y decían:  «¡Gloria a Dios en las alturas!
¡Paz en la tierra entre los hombres que gozan de su favor!»

Que nuestra alegría y la paz que expresemos en esta navidad se extienda a todos los días de nuestra vida, estando cimentada en quien vino en forma humilde a extendernos la mano para reconciliarnos con nuestro Creador. El dijo: “mi paz os dejo, mi paz le doy” (Juan 14:27) no como la dan las personas aferradas a lo material y pasajero, y agrega “no se angustien ni tengan miedo”. Luego le dijo a sus discípulos que en su resurrección su corazón se llenará de alegría, una alegría que nadie les podrá quitar (Juan 16:22).

La invitación es a no “comprar” una alegría y una paz efímera, sino ir hasta Belén y hallar allí a quien  le dará sentido permanente a su vida.

Que tenga una muy Feliz Navidad, plena de Alegría y Paz con Jesús naciendo en su corazón.

*Lic. Esteban D. Larrosa – Director RTM Uruguay

1 Comment

  1. Carlos de Muras dice:

    Debo decir que estoy plenamente de acuerdo con el tema de fondo que plantea el artículo. Pero… (Nunca falta un pero) debemos recordar que fue nuestra propia sociedad occidental y cristiana la que se ha ocupado de banalizar la Navidad. Ahora No podemos venir a cargar las tintas ahora sobre el jefe de marketing de tal o cual cadena de supermercado, nooo !
    Porque además este señor también trabaja, en forma honoraria, para la iglesia evangélica o la iglesia católica en sus horas libres haciendo tareas de marketing. Creo que si en verdad queremos cambiar las cosas debemos hilar más fino, calar más hondo y no agarrárnosla con quién No maneja las piolas de la marioneta. Pero insisto que estoy de acuerdo con el fondo del artículo.

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