Cuidando la familia

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Lectura: Mateo 18:15-22

“Otra vez os digo que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquier cosa que pidan, les será hecho por mi Padre que está en los cielos.”

Actualmente ocurren los peores desastres familiares que podamos imaginar, violencia, rechazo, divorcios. Las congregaciones no están exentas de estos ataques, por eso debemos proteger nuestras familias; siendo personas que hacemos la diferencia, tenemos que aceptar que es nuestra responsabilidad velar por el hogar. La relación matrimonial necesita seguimiento, asesoramiento, oración, práctica de los valores eternos, fomentar la esperanza para nuestros hijos y nietos. Como padres debemos tomar el papel que nos corresponde, no solo como proveedores, sino como orientadores.
Los progenitores no debemos ser indiferentes a las cosas que pasan con nuestros hijos, un hijo que ha sido descuidado en sus demandas o necesidades, va por camino equivocado porque como miembros de la familia somos emotivos, sensibles, y necesitados de afecto.

Es indispensable vivir en un ambiente espiritual en nuestras casas. Que música oímos, programas de televisión selectos, lo que leemos ha de alimentar nuestro espíritu. No ignorar las escrituras, ellas nos proveen valores y enseñanzas apropiadas. Orientar a los hijos a obedecer la escritura en sus relaciones. Cumpliendo con lo designado por Dios, siendo responsables tanto en el hogar como fuera de Él. Una de las fallas más enormes de nuestro hogar es permitir que nuestros hijos establezcan relaciones con personas que no son creyentes, o de procedencias que dejan mucho que desear. La Biblia, nos habla de cuidarnos del yugo desigual. Como pareja debemos orar juntos, vivir con la perspectiva que Dios puede obrar milagros sosteniéndonos, guiándonos y protegiéndonos.

Adán Chiriví, Colombia

Tenemos derecho a ser felices en el hogar

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