No más palizas…

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ViolenciaEn este artículo la Ps. Graciela Gares analiza la nueva ley que suprime el castigo físico en la educación, cuidado, tutela o tratamiento de niños y adolescentes. La nueva normativa se aprobó en el marco de diversas campañas en contra de la violencia doméstica en el país y parece estar respaldada en una “Declaración Regional para acabar con el castigo físico y humillante hacia niñas, niños y adolescentes en América Latina”, emitida en Junio de 2007. Pero en ese afán de protección el legislador prohíbe también las palizas al mocoso desobediente que reta la autoridad del padre, del niño que se burla una y otra vez de sus progenitores y del que demuestra rebeldía con actitudes de vandalismo, del infante que está a punto de meter los dedos en un enchufe luego de repetidas advertencias de sus padres que tratan de evitarle un dolor mayor.

PROHIBICION DEL CASTIGO FISICO A NIÑOS Y ADOLESCENTES

El Parlamento uruguayo aprobó recientemente la iniciativa que promueve la supresión del castigo físico en la educación, cuidado, tutela o tratamiento de niños y adolescentes.

La nueva normativa se aprobó en el marco de diversas campañas en contra de la violencia doméstica en el país y parece estar respaldada en una “Declaración Regional para acabar con el castigo físico y humillante hacia niñas, niños y adolescentes en América Latina”, emitida en Junio de 2007.

Los promotores de esta línea de pensamiento invocan la Convención Internacional sobre Derechos del Niño, aprobada en 1989 y ratificada por Uruguay en el año 1990.

Sostienen que en su artículo 19, la Convención establece que “Los Estados Partes adoptarán todas las medidas legislativas, administrativas, sociales y educativas apropiadas para proteger al niño contra toda forma de perjuicio o abuso físico o mental, descuido o trato negligente, malos tratos o explotación, incluso el abuso sexual, mientras el niño se encuentre bajo la custodia de los padres, de un representante legal de cualquier otra persona que lo tenga a su cargo”.

También invocan el numeral 2 del Artículo 28 donde se estipula: “Los Estados partes adoptarán cuantas medidas sean adecuadas para velar por que la disciplina escolar se administre de modo compatible con la dignidad humana del niño y de conformidad con la presente Convención”.

Aluden asimismo al Art. 37 inciso “a” donde se prescribe que los “Estados Partes velarán por que “ningún niño sea sometido a torturas ni a otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes. No se impondrá la pena capital ni la de prisión perpetua sin posibilidad de excarcelación por delitos cometidos por menores de 18 años de edad”.

También hacen referencia a la violencia disfrazada de disciplina y crianza, y opinan que el castigo corporal es siempre “degradante”, situando en el mismo plano de gravedad a un leve golpe en la mano de un niño, un tirón de orejas o una paliza como a otros actos aberrantes, consistentes en producirles quemaduras o darles puntapiés.

Nuestra opinión al respecto es que el castigo físico con propósito educativo, aplicado en un contexto de amor y respecto por la persona del niño o adolescente, y ejercido por quienes detentan legítimamente su patria potestad, no puede catalogarse como “degradante” desde el punto de vista psicológico.

Esta disciplina física jamás se materializará en daños físicos como hematomas, quemaduras, quebraduras, etc., ni en daños psicológicos que degraden la auto-estima del niño (se ejerce en privado, motivada por la preocupación por el bien del niño y no como válvula de escape emocional del adulto).

El castigo físico constituye el último recurso en el proceso formativo del hijo, debiendo ser precedido siempre del diálogo, la enseñanza, la explicación en lenguaje comprensible para el niño, segundas y terceras oportunidades para que reflexione y cambie su actuar y toda otra medida disuasiva que el adulto pueda aplicar.

Se trata de un recurso del que disponen los padres para encarar las acciones infantiles de desafío sistemático a la autoridad, obstinación, o cuando el niño pequeño, por ignorancia y terquedad, se expone a sí mismo a situaciones que pongan en riesgo su integridad o la de otros (tocar enchufes, bajar a la calle, empujar a otro niño contra un vidrio, etc.)

“Violencia” y “disciplina” no son términos sinónimos en nuestra cultura.

Por violencia entendemos la agresividad patológica, que busca meramente causar daño o destruir. En general, es ejercida por individuos emocionalmente desequilibrados o enfermos psicológicamente y constituye una descarga de sus emociones negativas.

La disciplina supone una apuesta al cuidado y la superación del otro individuo. Implica buscar el bien del hijo, tratando de pulir aristas de su personalidad que pueden entorpecerle su vida futura.

Apunta a trasmitir la idea de límites, estimularlo a que se esfuerce, asuma responsabilidades, se respete y cuide a sí mismo, respete a los demás, etc.

Es por tanto, un trabajo de amor.

Son instancias disciplinarias: el diálogo correctivo, las penitencias, la privación de privilegios o libertades (no mirar TV, no jugar con amigos por ejemplo), y el castigo físico, entre otras.

De la simple lectura del Artículo 19 de la Convención de Derechos del Niño surge claramente que el mismo refiere a proteger al niño de malos tratos y no de disciplinas correctivas inspiradas en el amor al niño.

El Artículo 37, analizado en su contexto, habla de la tortura y privación de libertad en casos judiciales y no en el contexto de la vida familiar o educativa por lo que es improcedente utilizarlo para sustentar la oposición al castigo físico por parte de los padres.

Llama la atención que nuestro Parlamento que hoy prohíbe el coscorrón o el castigo físico al niño y al adolescente, esté empecinado en aprobar una ley abortiva que habilita la muerte del niño por nacer. Allí subyace una lógica difícil de entender.

Por último, nos remitiremos a quien tiene la palabra final en materia de conducta humana: Dios nuestro creador.

El relato bíblico cuenta que Dios valora la vida humana desde su concepción, aún antes de nacer.

Jesús puso al niño en el centro.

La disciplina es promovida para forjar un carácter maduro en el individuo y se reconoce el uso del castigo corporal cuando está orientado a erradicar la obstinación y necedad del muchacho.

Veamos algunos textos bíblicos:

El Señor corrige a quien ama y castiga a aquel a quien recibe como hijo. (Hebreos 12:6)

Ningún castigo es agradable en el momento de recibirlo, sino que duele; pero si uno aprende la lección, el resultado es una vida de paz y rectitud. (Hebreos 12:11)

A golpes y reprensiones se aprende, pero el hijo consentido avergüenza a su madre (Proberbios 29:15).

No dejes de corregir al joven, que unos cuantos azotes no lo matarán; por el contrario, si lo corriges, lo librarás de la muerte. (Proberbios 23: 13-14).

Una vez más resulta claro cómo el conocimiento humano sin la guía de Dios, se convierte en desvarío.

Psic. Graciela Gares

8 Comments

  1. Sembrador dice:

    Estimado/a ro:
    Defina “facista”.
    Fundamente su opinión.
    Argumente a favor de la posición contraria.
    O sino, cállese.

  2. ro dice:

    pienso tu, graciela Gares y todos lo que dicen que tienes mucha razon, son unos facistas

  3. Hugo Olivas Eduarte dice:

    Que triste sus comentarios!

    Pregunto.. no amamos a nuestros hijos? Hay muchas formas de disciplinar a los hijos, los hijos no son objetos nuestros, son personas igual a nosotros, o alguno de ustedes golpea a su esposa(o) cuando cometen errores, por supuesto que no, pues solo se golpéa a quien es más debil, al más vulnerable, no es eso abuso de poder… si no es agresión, ¿qué es?
    La biblia dice que no brotarán dos aguas de la misma fuente… es Dios así con nosotros??
    Recuerden Hijo: Mecanismo que da la vida para formar en uno, lo que los padres no formaron..
    El golpe no modifica la conducta, es un recurso que se acaba, no se dará esto por falta de recursos de los padres de familia…

    Aprendamos a disfrutar a nuestros hijos… eso es un reto para nosotros los padres, usted elige que tipo de padre y madre quiere que sus hijos(as)
    recuerden…

    Hugo Olivas
    Psicologo

  4. andres uruguayo dice:

    yo pienso que este tema esta bueno para ser analizado y me parece mejor que lo publiquen, ya que es un tema que hoy esta muy presente y que la gente generalmente no lo habla, yo con 14 años creo que la violencia no lleva a ningun lado, que no es necesario aplicarla, a nosotros los menores nos perjudica mucho ya que si nos crian “a fuerza de palo” quedamos muy perjudicados de por vida, y adoptamos una forma de ser “mala” para relacionarnos co amigos, vecinos, hasta incluso familiares. luego cuando somos grandes y tengamos hijos, vamos a transmitirles lo que nos hayan transmitido (en caso de que el golpeador sea el padre el hijo transmitirá cuando sea grande lo que el padre le transmitio a EL).
    felicito a la psicologa Graciela Gares por el artículo!!!!!!!!!

  5. HERNAN dice:

    Pienso que esto va a dejar un problema estructurado muy grande de quitar en el futuro. Más vale hacer todos los esfuerzo para poder pararlo de alguna manera ahora y no hacerlo después cuando nos acostumbremos a vivir con esto. Un mal tan grande que cada ser humano desde el momento formar su personalidad se le va a dejar hacer lo que quiera. Se le va a permitir al corazón de los chicos que aflore todo con todo el mal que tiene. Lamentablemente los seres humanos somos malos por naturaleza. Nuestos actos tienden al mal. La obediencia, la bondad, el respeto, el amor se enseñan y aprenden. Los que gozan de estar virtudes fue porque en muchos casos recibieron la disciplina y la corrección de sus padres con amor. Pero siempre estuvieron presentes los límites. Estoy totalmente de acuerdo que la violencia doméstica y los abusos sexuales, físicos y verbales son aberrantes y había que hacer algo con esto. Pero creo que nos hemos ido del enfoque que se tenía que tratar y hemos incursionado en la vulnerabilidad de la eduación y disciplina de los hijos en la familia para formar hombre y mujeres sin límites, sin disciplina, sin ética ni moral. Repito, los valores y las virtudes de los hombres y mujeres se enseñan. Dejándolos que ellos mismo hagan lo que quieran en vez de formarse con virtudes, se formarán con vicios. Luego de haber leído el libro “La Nueva Tolerancia” de Josh McDowell he quedado turbado. Uno puede decir estas cosas pasan en los EEUU pero lentamente avanza para nuestro país y para nuestro futuro. Gran tarea nos espera. Gracias a Dios por todo lo que están haciendo siendo la luz y la sal que este mundo cada vez podrido tocando estos temas con inteligencia y ética espiritual en radio, internet y prensa. Dios los bendiga.

  6. FRANKLIN dice:

    DIOS LES BENDIGA NECESITO POR FAVOR ME ENVIEN MATERIAL A MI CORREO SOBRE LA CRIANZA DE LOS NIÑOS TENGO UNA PRUEBA FUERTE POR MAS QUE LO REPRENDO NO ME HACE CASO GRACIAS!!!!

  7. viviana lima dice:

    Creo que este tipo de leyes que prácticamente rayan en la intromisión del estado en la vida íntima de los ciudadanos son muy peligrosas. En USA han hecho exactamente lo mismo y según me contaba una amiga mía, maestra de primaria en el estado de Wisconsin, sólo está contribuyendo a crear más jóvenes del tipo “Paris Hiltton”. O sea, que piensan que pueden hacer lo que quieran y cuando quieran, y no hay nadie que les haya hecho el gran bien y favor de decirles, “esto no se puede por tu bien”. Creo que definitivamente había que poner fin a la violencia hecha a los niños en Uruguay. Recuerdo claramente haber presenciado varias ocasiones donde padres golpeaban o le gritaban salvajemente a sus niños para que se apresuraran porque con tres o cuatro años se quedaban para atrás luego de caminar horas pidiendo en alguna feria o barrio. También ocurre en las casas más elegantes de las ciudades… Pero de ahí a llegar siempre al extremo opuesto. ¿Por qué siempre vamos de un extremo al otro? ¿Es que no hay nadie equilibrado? A mi me dieron un coscorrón de ves en cuando de pequeña, y la verdad lo agradezco, y no tengo secuelas sicológicas por ello, o no tengo una vida disfuncional por eso; todo lo contrario.

  8. sembrador dice:

    Celebro que alguien doblemente idóneo (por profesional y cristiana apegada a la Biblia), con una impecable reflexión, salga al cruce de otra de las barbaridades en que ha incurrido nuestro esclarecido Parlamento. Hay que difundir los conceptos de la psicóloga Gares lo más posible, aunque la ley ya se haya aprobado. No importa, es una ley de hombres; nada menos que de hombres que dirimen sus diferencias insultándose y hasta agarrándose a trompadas en las cámaras.
    ¡Señor senador, que no hay que darles sopapos correctivos a los niños! ¡Ah! ¿no estás de acuerdo? ¡Tomá!
    (Dios mío…)

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