La Codicia: El gran motor social

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Adam Smith, padre del liberalismo económico, no era sentimental acerca de los motivos de los empresarios. En su famoso libro “La Riqueza de las Naciones”, publicado en 1776, Smith escribió: “No es de la benevolencia del carnicero, el cervecero o el panadero que esperamos nuestra cena, sino de su propio interés. Nos dirigimos a ellos no por su humanitarismo, sino a su amor a sí mismos, y nunca hablamos con ellos de nuestras propias necesidades, sino de sus ventajas.” Esta es la base filosófica del sistema económico actual: la avaricia y la codicia; y como dice Morgan “la lógica económica y el imperativo de producir grandes ganancias tiende a ser la preocupación dominante” en las organizaciones. De hecho el mundo ha elegido a la economía como su eje central de desarrollo. Además, Daniel Bell (prestigiosos sociólogo estadounidense) declara que el capitalismo actual ha purgado de su funcionamiento todos los vestigios de la ética protestante de su práctica.

Entonces, tenemos un sistema totalmente basado en el interés personal, y ese espíritu egoísta ha llevado a crear una sociedad en donde tenemos islas de riqueza, con estilos de vida que uno podría catalogar de “riqueza obscena”, y en el otro extremo océanos de pobreza que fagocitan desechos humanos. Lamentablemente, los primeros miran con desprecio a los segundos, y en algunos casos solo por remordimiento ofrecen ayuda social para calmar sus conciencias. Es increíble ver que la FAO ha reclamado 30 mil millones de dólares para lograr cumplir la meta de eliminar el hambre en el mundo para el 2015, sin ninguna respuesta de parte de los poderosos del mundo; y por otro lado, el sistema demuestra la capacidad de inyectar 700 mil millones de dólares para evitar que se caigan importantes empresas financieras.

No debemos olvidar que estamos accionando dentro de un sistema global que se opone al décimo mandamiento, e incluso muchos cristianos operan en contra de esta ley y lo justifican con la apócrifa teología de la prosperidad.  A pesar que no podemos cambiar el sistema global como un todo, tenemos la capacidad de afectar al liderazgo y a las organizaciones para que sean concientes de esta tendencia pecaminosa del ser humano y la necesidad de trabajar proactivamente en la dirección opuesta, dándole a ambos elementos éticos desde la cosmovisión bíblica para que aprendan a demostrar amor por el prójimo y especialmente al Creador.

Si esto no cambia, el motor social seguirá siendo la codicia y no el amor como lo predicó Jesús. ¿Cómo andamos por casa?

Lic. Esteban D. Larrosa

Director Radio Trans Mundial Uruguay

2 Comments

  1. Sidney dice:

    Magnífico editorial. Me recuerda esta situación la de aquel rico de la parábola que proyectaba construir más almacenes para acumular su riqueza, pensando en la holganza de su alma. Sólo que “…esa noche vendrían a buscar su alma”.
    Lo ricos de hoy tiene una ventaja sobre aquel: carecen de alma.

  2. Carolina Vallejo dice:

    ¿Cómo andamos por casa? una pregunta conturbadora que todos deberíamos hacernos cotidianamente. Si ,es cierto muchos justifican la “apócrifa teología de la prosperidad” y es lamentable.

    Cuantas veces veo en otro lo que no soy capaz de ver en mi o no quiero ver. Amar y no codiciar . Deberíamos desterrar la codicia no sólo hacia lo material (es a lo que alude el tema del artículo) sino hacia otros aspectos de nuestra vida . Estamos llamados a amar y no a codiciar. Pidamos sabiduría a Dios para que esto no se instale en nosotros. Si ya se ha instalado pedir guía a Dios para erradicarlo de nuestras vidas ya que nadie es perfecto.Estar atentos y vigilantes. Lic. Carolina Vallejo

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