¿De qué Unidad me hablan?

Historias de Ultratumba/Una Visión Cristiana – Parte 1
5 noviembre 2008
Clausura del "Taller de Voz para Vos" – Edición 2008
18 noviembre 2008
Historias de Ultratumba/Una Visión Cristiana – Parte 1
5 noviembre 2008
Clausura del "Taller de Voz para Vos" – Edición 2008
18 noviembre 2008

Me da urticaria el empalagoso discurso sobre “la unidad” cristiana que muchos proclaman en un triunfalismo miope y que no ve la verdadera realidad de un conglomerado religioso totalmente fragmentado.

Para demostrar esto no preciso hacer un análisis teológico u organizacional, me remito al triste espectáculo que vimos en la TV estos últimos días y que recorrió todo el mundo, para vergüenza de la cristiandad. El lugar fue la iglesia edificada en donde se presume está el Santo Sepulcro. Allí dirigentes y fieles de dos tradiciones cristianas se tomaron a golpes de puño, patadas, insultos y toda clase de improperios. Esos que se denominan seguidores de quien el profeta dijo que se llamaría “El Príncipe de la Paz.” La batalla campal terminó con la intervención de las fuerzas policiales judías que entraron en la Iglesia con fusiles de asalto en mano, deteniendo a dos monjes que terminaron presos. El tema en discusión era un asunto de derechos y procedimientos de cómo realizar una celebración del aniversario del hallazgo en el siglo IV de lo que se cree fue la cruz de Cristo.

Pero este espectáculo ante los medios es solo una perla de un gran collar. La página de Internet Protestante Digital hace un racconto de algunas de las disputas religiosas en los Templos de Tierra Santa que si no fueran verdad daría para dibujarlos en una historieta de cómics. Dice el colega del diario digital español: “Han brotado trifulcas porque la sombra de una talla religiosa invadía el espacio asignado a otra confesión o porque uno de los clérigos fregaba baldosas más allá del espacio acordado. Los delicados acuerdos para el reparto del templo son fuente constante de controversia. Se necesita el consenso de todas las confesiones para el más mínimo cambio en el interior del templo, para cualquier obra por insignificante que sea. En la fachada de la Iglesia del Santo Sepulcro se puede observar hoy día una escalera de madera. Lleva siglo y medio en ese lugar. Son incapaces de ponerse de acuerdo sobre quién ostenta la autoridad para retirarla. No tendrían mayor relevancia estas discusiones si no fuera porque el paso del tiempo propicia riesgos evidentes y muy serios.”

El siguiente ejemplo es aún más patético: “Las discrepancias entre los cristianos etíopes y los coptos impiden remodelar el techo de una iglesia adyacente al Santo Sepulcro. Los ingenieros advierten que existe amenaza de derrumbe. Parece no importarles a sus custodios. Como si prefirieran hundirse todos juntos antes que ceder un ápice. Es esa amarga rivalidad la que refuerza una tradición peculiar: son dos familias musulmanas de Jerusalén las encargadas de guardar las llaves de la puerta de la iglesia (cristiana). Cada día, de madrugada, se encargan de abrir la vetusta puerta.”

No me compete analizar los problemas de las otras confesiones, pero como miembro de la tradición protestante evangélica, no quisiera dejar pasar algunas tendencias preocupantes. Nunca en la historia del cristianismo evangélico se habló tanto de unidad como ahora, y tampoco nunca se han visto tantas manifestaciones en contra de ella.

Erróneamente y contra los principios de la Reforma Protestante, muchos quieren que dentro del pueblo evangélico exista una especie de papado, produciendo supra-estructuras que abarquen, conglomeren, unan y sometan todo el abanico protestante evangélico en una “unidad” estructural. En este sentido ha surgido al comienzo del siglo XXI movimientos como el “apostólico”, pastores de pastores, y organizaciones similares que tratan de crear sistemas piramidales por lo cual el sacerdocio universal del creyente queda en el mejor de los casos limitado a un recuerdo del siglo XVI.

Por otro lado, existen los que con la intención de querer propender a la unidad, cierran los ojos y aceptan como válida cualquier interpretación disparatada de las Sagradas Escrituras, hacen la vista gorda ante tremendos problemas éticos y morales, justificándose con que “no hay que crear división sino amar al hermano tal cual es, porque el amor cubre multitud de pecados.” Son estas, señales de que algo no está funcionando bien y que hemos perdido el norte.

El apóstol Pablo dice en su carta a los Efesios nos recuerda cuál es la única y verdadera unidad por la que deberíamos trabajar los cristianos: “…procurando mantener la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz…” (Ef. 4:1-6).

No es esta una unidad estructural u organizacional, tampoco es un “está todo bien y vamos arriba”, es una unidad que ya ha sellado el Señor Jesucristo y hoy podemos gozar si dejamos que el Espíritu Santo gobierne nuestros corazones y actividades, aún en la diversidad.

Lamentablemente, el hambre de poder, dinero y fama nos lleva a cosas como las que vemos en la TV o en la cortita de todos los días.

Mientras tanto sería bueno que recordáramos la oración de Jesucristo en Juan 17: 20-21: “Pero no ruego solamente por estos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno; como tú, Padre, en mí y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste.”

¿Cómo podrá creer la gente si nos siguen viendo en tan tristes espectáculos mediáticos?

4 Comments

  1. Carolina Vallejo dice:

    sigo pensando… para lograr la verdadera unidad primero deberíamos examinarnos a nosotros mismos. Ser sincero delante de Dios y de los hombres.Tener presente Romanos 15:2, nuestro prójimo es nuestro próximo :nuestras hermanas y hermanos y luego todos los demás.
    Resolver los problemas y divisiones como hacía Moisés cara a cara .
    Tener presente nuestra congregación y su interna , qué cosas hay aún sin resolver. Entonces si estaremos en condiciones de lograr esa unidad que nosotros mismos nos hemos encargado en destruir.

  2. Sidney dice:

    Ha sido realmente vergonzoso y nos ha hecho sentir una gran pena ver el espectáculo de grupos que se proclaman cristianos resolviendo con violencia una diferencia.
    Si actuamos así, ¿cómo hablar de amor entre los hermanos? ¿O son hermanos sólo los de nuestra propia confesión? ¿O sólo los que coinciden con nuestros criterios y opiniones? Si se actúa así, ¿que hay de aquello de amar a nuestros enemigos?
    La verdadera unidad ha de darse en amor y respeto hacia el prójimo y recordando siempre que es uno de los factores para que el mundo crea.
    Si nos tratamos así entre cristianos, ¿qué se puede esperar de un mundo cada vez más perdido en sus propias elucubraciones y sin tener en cuenta a Dios para nada?
    Qu el Señor bendiga vuestra labor en RTM.

  3. Carolina Vallejo dice:

    Me parece un estupendo artículo. Felicitaciones a quien lo escribió.

    Yo he sostenido en muchas oportunidades que en la iglesia se puede instalar un poder político, económico y social, cuidado!!! porque se puede instalar de muchas maneras y es peligroso.

    Por otro lado ¡dónde ha quedado la unidad del Espíritu? Muchas veces se ve (lo digo con todo respeto) cada uno tirando para su lado.

    En relación a esto- porque tiene que ver -las doctrinas creadas por los hombres son el primer motivo de división. No soy teóloga , ni he pasado por seminarios pero esa es mi humilde opinión. Volvamos a la esencia de las enseñanzas bíblicas, prediquemos lo que hay que predicar, construyamos nuestra vida sobre la roca en oración y meditación de la Palabra de Dios. Busquemos su presencia cada día , no demos lugar al Viejo hombre.Demos ejemplo con respeto y dignidad.
    Primero comenzar por nosotros, nuestras congregaciones y luego acordar , consensuar en oración ,en humildad y buscando la guía del Señor.

    Debemos ser sabios deponiendo lo que separa por amor a los otros.

  4. Sembrador dice:

    Yo vi el video; los monjes y curas se dieron como el domingo pasado en la cancha de Danubio. Y eso adentro de la Iglesia del Santo Sepulcro. Se ve un cura que pegaba de una manera, que un internauta opinó en el blog que debía ser un monje shaolin infiltrado. ¡Lindo espectáculo, desde uno de los lugares más sagrados del cristianismo (ya que se supone que allí resucitó Cristo)!
    Y en cuanto a lo que dice el editor sobre cosas parecidas entre los cristianos evangélicos… bueno, tiene razón; a veces, hay cosas peores que agarrarse a trompadas.
    Cada vez suena más eso del “papado” evangélico. Feo, che; muy feo. Nos riendo de la Reforma (para no decir otra cosa más ordinaria), y nos estamos olvidando de la Biblia.
    Muy bueno el artículo; vamos a ver a cuántos pone a reflexionar.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *