Ayer y Hoy – Entre la Alegría y ¿la Decepción? / 2da Parte

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foto_votarLos tiempos electorales son épocas de renovación de la esperanza, al menos eso parece en algún sector de la población. En la columna “Diálogos a Contramano” el Dr. Pandiani sigue analizando, en esta segunda entrega, lo legítimo de la búsqueda de la esperanza por el ser humano. Sin embargo, ¿cuál debe ser la fuente de la esperanza? ¿A quién se le puede creer? Escuchaba estos días a un importante comunicador, que me decía: “Yo no le creo a ninguno. Ya estoy quemado con todos.” ¿Dónde recurrimos entonces? Sigamos pensando con el Dr. Pandiani y su contribución a esta discusión.

Dr. Alvaro Pandiani:

También podemos interpretar las manifestaciones de adhesión política y alegría popular como una búsqueda por parte del hombre de un sentido y una orientación para su vida.

Las grandes interrogantes que surgen de las circunstancias adversas de la vida, las injusticias, el sufrimiento de los desamparados, la opresión del hombre por el hombre, las desigualdades sociales, han movido a hombres y mujeres a buscar y formular razones y explicaciones para el drama de la vida humana. Las ideologías políticas han jugado un papel en ese intento por explicar y a la vez aportar vías de solución a muchas de las adversidades que azotan a las gentes. Recordemos por ejemplo la elevación y caída del marxismo, ideario filosófico y político proclamado por sus adherentes como el remedio a todos los males de las sociedades civilizadas. Aún aquellas cosas que escapan al estricto concurso de la voluntad humana, como por ejemplo la enfermedad grave, crónica o letal, devienen en tema político, al preconizar, o protestar contra, las políticas de salud del gobierno de turno. La ideología política ocupa un lugar en la vida de un individuo que procura orientar su existencia, hallándole un sentido a la misma. Esto debe ser cabalmente comprendido por aquellos que hemos encontrado ese sentido de la vida en Jesucristo, y procuramos darlo a conocer como Aquel en el cual se aquietan definitivamente todas las tormentas del alma y (en sentido poético) el corazón. Sin olvidar, empero, que la fe en Cristo, considerada por la gente como credo o sentimiento religioso, no excluye nuestra participación en la sociedad a través de aquellas cosas que como cristianos podemos aportar para beneficio de la comunidad en la que estamos insertos. Aporte para el bien de la comunidad que constituye, en definitiva, un accionar político, bien que no político partidario, como ya dijimos un montón de veces.

Por lo tanto cuando vemos uno que trabaja con entusiasmo en los planes del partido político al que ha entregado su lealtad, puede que milite entregado a una idea, o un ideal, que dé sentido a su vida; o puede que su activismo surja de una convicción más profunda que lo lleva a entregar todo por los demás; emulación voluntaria o no de Aquel que entregó su vida por la humanidad.

En cualquier caso, cuidado con las actitudes distantes. No estamos por encima de nuestra sociedad, ni de sus males, ni de sus necesidades, ni de sus alegrías. No podemos estar lejos de quienes nos rodean, pues nuestro acercamiento a la comunidad, y nuestra aceptación por ésta como parte de la misma, abrirá puertas para el testimonio del mensaje que no conoce fronteras: el evangelio de Jesucristo, superior a todas las ideologías políticas, pero fuente de todo lo bueno, noble y honrado que en éstas pueda haber.

Finalmente, podemos tomar una actitud abierta, comprendiendo la necesidad psicológica muy humana de alegría y esperanza, que comparte la legitimidad de la alegría popular de aquel 31 de octubre, y la que seguramente veremos el próximo octubre (o noviembre) sin cerrar los ojos a las realidades que precedieron a ese día, ni a las que vinieron después, y siguen viniendo. Como cristianos conocemos el carácter falible de los hombres, sobre todo de aquellos que están en el poder, o de los que llegan a un puesto de poder largamente anhelado, una vez en el cual se puede llegar a incurrir en los mismos hechos de corrupción que se criticaron y denunciaron en los que estuvieron antes (y de esto tuvimos ejemplos también en este período de gobierno). Conocemos también el carácter voluble de las masas, su capacidad de pasar de un frenético entusiasmo a un descontento creciente que llegue al rechazo. Viene muy al caso un pasaje del Antiguo Testamento, en tiempos en que otras formas de gobierno estaban en uso: “Mejor es el muchacho pobre y sabio que el rey viejo y necio que no admite consejos, aunque haya salido de la cárcel quién llegó a reinar, o aunque en su reino naciera pobre. Y vi a todos los que viven debajo del sol caminando con el muchacho sucesor, que ocupará el lugar del otro rey. La muchedumbre que lo seguía no tenía fin; y sin embargo, los que vengan después tampoco estarán contentos de él.” (Eclesiastés 4:13-16).

En conclusión, los cristianos tenemos Alguien mejor en quién poner nuestras esperanzas, y una patria venidera mejor, sí. Pero no es conveniente que incurriendo en un pontificado de nuestras creencias, juzguemos y dogmaticemos sobre los hechos y sucesos de nuestro país, alejándonos de las realidades sociales y de nuestra gente.

3 Comments

  1. Paul Campero dice:

    El hecho de estar alegres y no decepcionarnos, es sin lugar a dudas la esperanza en la que hemos creido, continuo con la poscicion de que debemos participar en los cambios de nuestra sociedad, de una u otra manera, no debemos mantenernos pasivos ante situaciones nacionales, levantar nuestra voz y ayudar a encontrar las soluciones adecuadas a nuestra realidad y problematica social es nuestro deber como ciudadanos del lugar (nacion) donde vivimos.
    Llamaria a considerar que la humanidad vive disconforme con la humanidad, el hecho de que Cristo vino a redimir a la humanidad es por el mismo hecho de que la humanidad esta perdida en si misma, deberiamos mas bien dejar de humanizar y dejar de ser menos humanos, sino mas bien buscar lo que nos eleva, como tal es, buscar mas de lo que Cristo quiere para nosotros, claro hay que balancear ciertas cosas, como por ejemplo nuestro concepto de moral, de etica, psicologia, etc que se nos ha implentado humanamente hablando y que lamentablemente se ha metido (mezclado, fusionado) en la iglesia del Senor, haciendo de esta un ente humanizante y no cristianizante, una pregunta suelta que me hago es, quien influencia a quien, el mundo a la comunidad cristiana o la comunidad cristiana al mundo? sin ser fanatico ni extremistas, digo hasta donde debiera ser la medida de influencias (de los dos lados).
    Una mente y corazon abierto para todos, pero a la vez “todo pensamiento tiene que ser cautivo y llevado a Cristo” y no viceversa.
    Bendiciones siempre

  2. Carolina Vallejo dice:

    Si, efectivamente en reiteradas oportunidades se hizo bien la diferenciación entre política partidaria y participación política como compromiso con las problemáticas sociales de ésta democracia y de éste paisito.Hay que coninuar haciendo ésta diferenciación. ¿Por qué? Porque no existe la cultura o la concientización en el 99% del mundo cristiano evangélico hacia esto. Con todo respeto se miran éstas acciones de reojo e incluso no se mira bien algo que yo denomino evangelismo social.
    Es necesario desarrollar con más profundidad el último párrafo y el concepto de “actitud distante”. Agradecería al columnista desarrolle estos dos conceptos a lo largo del año,será enriquecedor para todos. Tenemos que pensar con mente amplia y con corazón amplio. Gracias

  3. Carolina Vallejo dice:

    Brillante pasaje bíblico seleccionado. Convengamos que ninguna ideología , ni ningún gobierno o sistema político es perfecto. Ni el marxismo con su re-edición neomarxismo , base del sistema socialista ni el liberalismo con su re-edición neoliberalismo base del sistema capitalista son perfectos . De alguna manera el ejemplo bíblico lo dejaba muchos cientos de años antes en claro. Ni Marx , ni Locke fueron perfectos ni los sistemas ceados por ellos, ni sus continuadores.Ni ningún sistema creado por hombre será perfecto.Eso si bajo cualquier sistema ue nos toque vivir sepamos Dios lo ha permitido y que no debemos temer porque Dios dice : “No te dejaré ni te desampararé”.
    Como dice el Dr. Pandiani no tengamos actitudes distantes o que los problemas de la sociedad no nos pasen por el cotado. Vivimos en una sociedad, somos parte de ella y mucho le debemos a éste país.
    Ayudemos en todo lo que podamos y en muchas oportunidades ni nuestra derecha sabrá lo que hace nuestra izquierda.Comparto totalmente el último párrafo, es muy gráfico y elocuente que nos lleve a meditar más.

    Ocupemos bien el tiempo buscando dónde podemos ayudar pero cuando lo hagamos que sea con COMPROMISO.

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