Seguimos con el Dr. Alvaro Pandiani columnista de RTM, en el espacio “Diálogos a Contramano, con la pregunta del titulo de este artículo. ¿Usted que piensa? La sequía ¿es un fenómeno natural o un castigo divino? Aquí la segunda parte.
El Dr. Pandiani continúa diciendo:
Los cristianos somos muy proclives a adoptar esta explicación. Las adversidades inexplicables se explican por vía de la naturaleza humana: el pecado, y el castigo de Dios por el mismo.
Y eso a pesar de que tenemos un ejemplo proveniente de una antigüedad cercana a los 4000 años en la Biblia: el libro de Job. Job sufrió la pérdida de sus bienes, la muerte de sus hijos, la pérdida de su salud, y cuando sus tres mejores amigos vinieron a “consolarlo”, no encontraron mejor argumento para explicar sus desgracias que atribuirlo a un horrendo pecado oculto de Job. Quienes hemos leído el libro de Job completo, sabemos que esa no era la causa de sus calamidades, y que al final Dios le justificó y levantó.
Podemos tomar otro ejemplo, esta vez del Nuevo Testamento; es el caso del ciego de nacimiento (Juan cap. 9). Los discípulos preguntaron a Jesús quién había pecado, si él ciego o sus padres, para que naciera ciego. No parecían capaces de considerar que pudiera haber otra causa para el infortunio de nacer ciego de ese hombre. Sin embargo, la había.
Un tercer ejemplo, esta vez de la historia cristiana: cuando los reveses militares y las plagas azotaban el Imperio Romano en el siglo III d.C., los paganos corrieron a los altares de los dioses paganos. Atribuyeron la ira de los dioses al “ateísmo” de los cristianos, que habían dejado de adorarles, y eso desembocó en persecución contra los seguidores de Cristo.
En el caso de la presente sequía, la situación aparenta no ser tan grave como algunos de los ejemplos mencionados. Sin embargo, está causando serias dificultades, y amenaza a muchos de nuestros compatriotas con la ruina material y económica, sumiendo el futuro en la incertidumbre.
En esa situación, parece natural buscar la manera de ofrecer ayuda a los damnificados por la sequía; máxime teniendo en cuenta que, a la larga, todos vamos a ser damnificados.
Es legítimo, en ese sentido, esperar que el gobierno tome medidas para paliar los efectos de la sequía.
Los cristianos, sin dejar de ayudar en lo material en aquello que esté a nuestro alcance, tenemos una herramienta: la oración; el clamor a Dios por lluvias, y lluvias abundantes. De hecho, muchos grupos de cristianos evangélicos están (estamos) ya desde hace tiempo orando a Dios por el fin de la sequía.
Lo que no parece de mucha ayuda es intentar explicar, y menos dogmatizar acerca de, las probables o posibles “causas últimas” de esta situación. Menos aún, si para hacerlo recurrimos al expediente clásico de atribuir las presentes adversidades a un castigo divino sobre el Uruguay por el pecado nacional, o por las inmoralidades de la sociedad.
Las inmoralidades de la sociedad uruguaya son muchas, y el caso omiso de la Palabra de Dios que el Uruguay hace es real, es progresivo, es creciente. Eso no lo niega nadie.
También es cierto que hay, como en todos lados, un remanente que cree, busca a Dios y procura poner en práctica los postulados y principios de su Palabra.
No desconocemos que hay precedentes en el Antiguo Testamento de sequías, guerras y enfermedades como castigo divino por el pecado nacional de Israel. También es cierto que ese precedente puede también interpretarse como parte del trato de Dios con Israel.
Tampoco negamos que es posible que Dios trate con naciones hoy en día de la misma manera que como trató con Israel en los tiempos bíblicos.
Nuestra observación es que preconizar que Dios está castigando a la nación uruguaya por sus pecados nacionales mediante la sequía, no parece un expediente adecuado, ni del punto de vista bíblico, ni desde el punto de vista del impacto que pueda causar en la sociedad uruguaya actual.
Así como Jesús dijo que los galileos que fueron ejecutados por Pilato no eran más pecadores que los demás galileos, o aquellos sobre los que cayó la torre de Siloé no eran más pecadores que los habitantes de Jerusalén (Lucas 13:1-5), pensemos: ¿las personas que murieron en incendios favorecidos por la sequía, eran más pecadores que los demás? ¿lo era el productor rural que el pasado 1º de febrero intentaba rescatar su vaca, enterrada en el barro de un tajamar seco, que murió cuando volcó su tractor?
No parece lo más adecuado, si queremos llegar con el mensaje del evangelio que trae fe y esperanza, enarbolar el medieval argumento del castigo. Dios castiga el pecado, indudablemente. Pero el mensaje destacado del evangelio de Jesús no es condenación, sino amor, perdón, salvación, esperanza. Lucas 9:56: “… el Hijo del Hombre no vino para perder las almas de los hombres, sino para salvarlas”.
2 Comments
hola soy druso pero quiero estar entre los creyentes odio este pais le tengo ira a las personas son ateas y malas conmigo. En fin no quiero dar negativas ya que esta sequia y esta abundancia de lluvia es un castigo a este pais llamado POR LOS HEBREOS DRUSOS (JUDIOS DE ALEXANDRIA) edom que significa rojo en hebreo que son las banderas de los falsos profetas y martires de satan (urss) antiDIOS porque ellos odian y estos son las cosas qwue deben pasar ustedes deberian ser mas tranquilos en la materia de sinfonia y dar fuerza de mano y fe.
La verdad el tema es atrapante.Comparto lo expuesto en el artículo .
Cuando frente a situaciones como éstas , ahora la sequía tal vez en otro momento las inundaciones,etc. debemos orar y ayudar materialmente en lo que podamos poco o mucho todo sirve.
Por otro lado estudiando la condición de la mujer por ej. en la Edad Media me encontré con que éste tipo de explicaciones eran de todos los días y sin asidero. Cómo aquella época ha marcado al cristiano, increíble.
Cuando amadas hermanas y amados hermanos manejan como causa el castigo divino debo pensar en voz alta.
Dónde queda el Dios de amor , paz, misericordia, ¿Dónde?, ¿A qué se le reduce?, ¿Es que esto trae paz? , ¿Acaso no incurrimos en una negligencia espiritual? ¿Esto trae paz?
Si habrá qúe trabajar esto a nivel de la enseñanza en la iglesia, parece ser en muchos casos arraigado a fuego.
He escuchado (en otro tiempo, pero parece que siguen) explicaciones enredadas que en lugar de aclarar nublan el entendimiento.
No tendremos que aplicar aquí tb. aquello de escudriñar todo y retener lo bueno.Pienso que este tipo de explicación es como poner piedras en el camino. En buen criollo “dar vuelta la pisada”, cuánto se ha infiltrado del mundo mágico medieval.
Mi madre (hoy tendría casi 90 años) me comentó en reiteradas oportunidades que sus maestros en la iglesia daban éste tipo de explicaciones, ella puso siempre esto en tela de juicio. No obstante cdo se enteró de su cancer uno de los planteos fue ¿que habré hecho?.Felizmente pude hacer un breve ministerio y depuso ese planteo porque hay que estar en situaciones límites. Nadie es perfecto felizmente , ¿o si?
Carolina Vallejo