¿Educamos para la dependencia o para la responsabilidad?

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foto_edcuacionCada cultura trata de modo particular al capital humano que representan las nuevas generaciones. Y ello determinará las fortalezas o debilidades de esa cultura.

Cada vez que observamos problemas relativos a la llamada “minoridad” en nuestro país, es imposible no preguntarnos cómo estamos formando a las nuevas generaciones.

Niños y jóvenes que delinquen, generan motines, o son una carga familiar y social por no trabajar ni estudiar, denuncian el fracaso de nuestra cultura en la tarea de moldear a quienes vienen creciendo.

Pero nos genera asombro la realidad relatada en la Biblia respecto a la cultura israelita, en los libros de Reyes y Crónicas:

Manasés tenía 12 años cuando comenzó a reinar      (2ª Crónicas 33:1)

Amón tenía 22 años cuando comenzó a reinar          (2ª Crónicas 33:21)

Josías tenía 8 años  cuando comenzó su reinado       (2ª Crónicas 34:1)

Joacaz tenía 23 años cuando comenzó a reinar          (2ª Crónicas 36:1)

Joacím tenía 25 años cuando comenzó a reinar         (2ª Crónicas 36:5)

En el caso de Josías se nos dice que en el 8vo. año de su reinado, siendo todavía joven comenzó a buscar a Dios y corresponde entender que fue una decisión personal de un chico de 16 años. En el 12vo. año de su reinado limpió la ciudad del paganismo, demostrando conocer bien la Ley de Dios. Luego lideró una reforma religiosa en su comunidad.

Si bien asumimos que ellos contaban con la tutoría de referentes adultos durante los primeros años de gobierno, en el caso de Josías es clara la determinación personal del rumbo que decidió dar a su vida y la de su pueblo.

Nos preguntamos: ¿Eran superdotados?

El ser humano de todas las épocas nace con un potencial asombroso, que puede utilizar para transformar su medio para bien o para mal. La formación o educación que reciba será decisiva para ello.

Dios dispuso para la cultura israelita un fuerte trabajo sistemático de trasmisión de tradiciones y valores de padres a hijos y aún a nietos:

“Explíquenle a sus hijos y a sus nietos”  Deuteronomio 4: 9

“Instruyan a sus hijos, hablándoles… tanto en la casa como en el camino, y cuando se acuestan y cuando se levantan”.

Asumimos que la carga afectivo – emocional de la instrucción recibida en el hogar, torna imborrable la enseñanza allí impartida: “aún cuando fuere viejo/a no se apartará de ella”.

Hoy en nuestra cultura, el multi-empleo de los padres, el tiempo dedicado al televisor, la transferencia al Estado de tareas como disciplinar o educar sexualmente a los jóvenes y la opción de algunos abuelos de “malcriar” a sus nietos, se oponen al trabajo sistemático de las familias, de trasmitir tradiciones y valores a las nuevas generaciones.

Así generamos jóvenes débiles y dependientes de sus adultos, que jamás estarían equipados para gobernar un país antes de los 30 o 40 años de edad, ya que no logran gobernar bien sus propias vidas.

La educación para la dependencia es la que ya conocemos: hacer por el niño lo que él podría hacer por sí mismo (pero no tenemos paciencia de esperar que lo haga), justificarlo ante su maestra  cuando nos informa que nuestro hijo ha procedido mal, no ponerle límites para evitar que se enoje, no hablarle de ética y moral (ya que ahora todo es relativo y los jóvenes no toleran “sermones”).

Educar para la autonomía supone cumplir fielmente la labor de trasmitir tradiciones y valores de padres a hijos y aún a nietos, asignarles responsabilidades progresivamente desde los primeros años de vida (ordenar sus juguetes, sus útiles de escuela, su ropa, su habitación, colaborar en el hogar), establecerles límites claros y firmes, propiciar que se hagan cargo de los resultados de sus acciones y reconozcan sus errores, premiar sus aciertos, escucharles, respetarles y enseñarles a respetar.

Nos anima en esta reflexión haber conocido una experiencia en un colegio de nuestro medio, donde liceales desde primer año se organizan para desarrollar trabajo benéfico en la comunidad y resuelven sus conflictos de convivencia en el aula, mediante comisiones integradas mayoritariamente por los propios alumnos, mostrando que aún podemos confiar en los jóvenes si los entrenamos para asumir responsabilidad.

Ps. Graciela Gares.*

* La Psicóloga Graciela Gares, participa como columnista en la programación de RTM UY por el 610 AM los días lunes a las 21:00 hs. en el espacio llamado “Tendencias”.

4 Comments

  1. Carolina Vallejo dice:

    Me gustaría que en próximas entregas se pudiera orientar con algunas líneas a los padres,doy pòr descontada la experiencia clínica de la Psic. Gares. Son más los padres desorientados de lo que podemos pensar.

    Gracias, Carolina

  2. Carolina Vallejo dice:

    Releer los versículos me hace pensar cuánto tiempo malgasta la flia. Cuántas veces es más fácil el “callate, no molestes”. cuántas oportunidades de comunicación y encuentro pierden o dejan pasar los padres. El niño precisa de la palabra y del diálogo de los padres junto a ellos y con ellos.

  3. Carolina Vallejo dice:

    Educar para la responsabilidad y yo diría el compromiso que tengo hacia la comunidad implica muchas cosas. ese suscitar , generar , ejemplificar. Siempre , a toda edad esto es muy importante.La flia tiene un compromiso fundante, la iglesia tb en relación a éste tipo de deducación. Responsabilidad ante Dios, conmigo mismo y con mi prójimo ergo con la comunidad toda.Mi compromiso se ve claramente en el ej. del Buen Samaritano.

  4. Carolina Vallejo dice:

    Si, educar para la responsabilidad. La familia es la primera institución educativa. Convengamos en pensar cómo está la flia hoy . No todas las flias (lamentablemente) están en condiciones deseables como para propiciar ésta educación.
    Entonces y siempre entonces es la ínstitución educativa la que debe asumir lo que flia no asume o dice no poder hacerlo.

    No comparto lo de actividades benéficas o el entrenamiento para hacer beneficencia. Se deben propiciar actividades o instancias que lleven a la reflexión, análisis de las situaciones ;entre todos buscar las acciones a llevar adelante. Involucrar a aquellos que serán objeto de apoyo porque ellos tb. pueden pensar estrategias y buscar sus propias soluciones.

    Por otro lado veo MB que se generen espacios de ayudas pero compartidos.
    Gracias, atte. Mta. Lic. Carolina Vallejo

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