El Desarrollo del Carácter Cristiano en el Sermón del Monte – 1

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Introducción a las Bienaventuranzas.

Por: Prof. Héctor Leites*

La felicidad es el gran problema del género humano. Todo el mundo anhela la felicidad y es trágico ver en qué formas tratan de alcanzarla. La gran mayoría, por desgracia, lo hacen en una manera tal que no puede sino producir calamidades.

Cualquier cosa que, eludiendo las dificultades, produce la felicidad de alguien sólo momentáneamente, no hace a fin de cuentas sino aumentar los problemas y la calamidad. En esto se manifiesta el engaño absoluto del pecado; ofrece siempre felicidad, y conduce siempre a la infelicidad y a la desdicha y calamidad final.

El Sermón del Monte (Evangelio según Mateo capítulo 5) dice, sin embargo, que si se desea ser verdaderamente feliz, ésta es la forma. Esta y sólo esta es la clase de persona que es verdaderamente feliz, que es realmente bienaventurada. Esta es la clase de persona que ha de ser felicitada.

Hay ciertas lecciones generales, creo, que se pueden sacar de las Bienaventuranzas.

Primero, todos los cristianos han de ser así. Lean las Bienaventuranzas, y en ellas encontrarán una descripción de lo que ha de ser el cristiano. No es la simple descripción de algunos cristianos excepcionales. Nuestro Señor no dice que va a describir cómo van a ser algunos seres extraordinarios en este mundo. Describe a cada uno de los cristianos.

Tiene la idea también de suscitar gozo y alegría en medio de una situación, que según los valores de la sociedad, no sería de ninguna forma motivo de alegría. Además, enseñan como debe ser el carácter de los súbditos del Reino de los Cielos.

Definición de Bienaventurados = del griego makarios= felicidad, dichoso, gozo que brota desde adentro.

1· Bienaventurados los Pobres en Espíritu.

Definición de Pobre = del giego ptojós = el que no tiene absolutamente nada, ni puede conseguirlo.

No sorprende para nada que sea ésta bienaventuranza la primera, porque obviamente es, como veremos, la clave de todo lo que sigue. En estas Bienaventuranzas hay, sin lugar a dudas, un orden bien definido. Nuestro Señor no las pronunció en el orden en que están al azar o por casualidad; hay en ellas lo que podríamos llamar una secuencia espiritual lógica. Esta primera Bienaventuranza debe necesariamente ser la primera simplemente porque sin ella no hay acceso al Reino de los Cielos, o al Reino de Dios. No hay nadie en el Reino de Dios que no sea Pobre en Espíritu.

Esta Bienaventuranza en el Sermón del Monte, quiere decir en otras palabras, “Hay una montaña que tienen que escalar, a cuya cima tienen que ascender; y lo primero que tienen que tener en cuenta al contemplar esa montaña que se les dice que escalen, es que no pueden conseguirlo, que son completamente incapaces de ello por sí mismos, y que cualquier intento de conseguirlo con sus propias fuerzas es prueba positiva de que no lo entendieron”.

Si nos ponemos a ver en las Escrituras lo que es Pobre en Espíritu diríamos, que es lo que dijo Isaías 57:15. que dice: “Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados”. Esta es la cualidad espiritual, y de ella se encuentran innumerables ilustraciones en el Antiguo Testamento.

Fue el espíritu de un hombre como Gedeón, por ejemplo, quien, cuando el Señor le envió un ángel para decirle lo que iba a hacer, dijo, “¿Con qué salvaré yo a Israel? He aquí que mi familia es pobre en Manases, y yo el menor en la casa de mi padre”. No estamos frente a un hombre servil, sino ante un hombre que realmente creía lo que decía y que se estremecía ante el solo pensamiento de grandeza y honor, y pensaba que era increíble.

Fue el espíritu de Moisés, quien se sintió del todo indigno de la misión que se le encomendó y estuvo consciente de su incapacidad e insuficiencia. Se encuentra en David, cuando dijo, “Señor, ¿quién soy para que vengas a mí?” Se ve en Isaías exactamente en la misma forma. Al tener una visión, dijo, Soy “hombre de labios inmundos”. Esto es ser “Pobre en Espíritu”, y se encuentra en todo el Antiguo Testamento.

Querido hermano, permítame decirle que un autentico pobre, no es solamente el que no tiene nada, sino que además no puede alcanzarlo.

La Bienaventuranza apunta a mostrar a los pobres respecto a su espíritu, el se da cuenta que en su espíritu no tiene absolutamente nada y depende de los recursos de Dios.

Lazaro en Lucas 16, es un autentico pobre, debe recurrir y depender de los recursos de Dios.

En Lucas 18:9, el fariseo, no era pobre en espíritu… ¡Era un arrogante! El publicano era pobre en espíritu, descansaba y dependía de los recursos de Dios. Lc. 18:9ss. Ver además Is. 40:29 y Ro. 15:17-19.

2· Bienaventurados los que Lloran.

Definición de lloran = del griego penthuntes = llorar, dolerse, enlutado, estar afligido.

Para el mundo una persona que llora, no es feliz bajo ningún modo. Solo los “siendo pobres” en espíritu, lloran, claman en oración a Dios. La Biblia dice Bienaventurados los que Llloran, los enlutados; sepamos que las lagrimas van a formar parte de la experiencia cristiana.

En realidad el mundo consideraría y considera una afirmación como ésta como ridícula en grado sumo: ¡Felices son los que lloran!. Si hay una cosa que el mundo trata de evitar es el dolor; todo está organizado basado en la idea de que hay que evitar el dolor. La filosofía del mundo es, olvídense de los problemas, vuélvanles la espalda, hagan lo posible para evitarlos. Las cosas ya son de por sí lo bastante malas para que uno vaya en busca de problemas, dice el mundo; por tanto, traten de ser lo más felices que puedan. (Hedonismo, Aristipo de Cirene)

Notemos el sentido de aflicción y llanto en la Biblia, tenemos al profeta Jeremías que llora delante de Dios por la aflicción del pueblo, por causa del pecado. – Jer. 9:1. También a Pablo. – Hch. 20:19.

Las lágrimas son necesarias como expresión del corazón… no dice bienaventurado el que se queja.

No se trata de llorar por falta de: arroz, azúcar, fideos, o por tener el zapato con agujero, etc., etc., sino de estar triste por mi pecado, porque he defraudado a Dios. Ver II Co. 7:5-11. Se trata de llorar por estar afligido, triste por el pecado, Jer. 9:1. – Sal. 126:5-6. – Is. 57:18.

3· Bienaventurados los Mansos.

Definición de Mansos = del griego praeis = manso es el que dobla su cuello, inclina su cabeza y reconoce que Dios es el supremo y el “manda mas”. (Diría entonces… mansos son “los controlados por El”).

Cuando pasamos a estudiar cada uno de las Bienaventuranzas por separado vemos que el Señor esta mostrando una nueva característica de la personalidad del cristiano. Por ello, una vez más debemos señalar que ésta Bienaventuranza, ésta descripción específica del cristiano, causa verdadera sorpresa porque se opone de una manera tan completa y radical a todo lo que el hombre natural piensa.

“Bienaventurados los Mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad”. ¡La conquista del mundo se da nada menos que a los mansos! El mundo piensa en función de fortaleza y poder, de capacidad, de seguridad en sí mismo, de agresividad. Así es como entiende el mundo el conquistar y poseer. Cuanto más afirma uno su personalidad y manifiesta lo que es, tanto más pone uno en evidencia el poder y capacidad que posee, y tanto más probable es que uno triunfe y progrese.

Recordemos que los mansos en esta sociedad “no están permitidos” (son los bobos, los parias, los tontos, los que no tienen carácter etc., etc.,) estamos en una sociedad “peleona” donde se buscan los mejores puestos, ser siempre el primero. ¡Los mansos no tiene lugar ni razón de ser en esta sociedad! Pero ahí tenemos esta afirmación sorprendente, “Bienaventurados los Mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad”, y sólo ellos.

Solamente se llaman mansos en la Biblia a dos personas: Jesús y Moisés.

Tomaré a Moisés como ejemplo, ¿tu piensas que Moisés no tenia carácter? Universidad de Egipto, Universidad del desierto, Llamado a Rendir Exámenes, Tiene que dar la gran Reválida de la Humildad.

Necesitamos una Iglesia mansa y un liderazgo humilde, y que podamos decir: ¡Señor, voy hacer lo que tú digas!

En la próxima entrega seguimos con el resto de las Bienaventuranzas….

* El Prof. Héctor Leites, autor de estos materiales, participa en el Programa “Jungla Semántica” emitido en la programación de RTM por el 610 AM los Sábado pasadas las 23:00 hs. Escuche el audio de los programas en el siguiente enlace:  Audios de Programas RTM

3 Comments

  1. Horacio Basterrechea dice:

    Yo estoy en españa, y me gustaria saber a ver cuanto me cuesta tanto el desarrollo del caracter cristiano en el sermon del monte de H. Leites, y tambien alimento para el alma. Quisiera saber a ver si es posible que me lo manden a este correo. Graciasa

  2. Juan Lautaro dice:

    amén ,,DIOS los bendiga.

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