Conferencia del Pr. Salvador Dellutri en Montevideo
22 noviembre 2010Teatro en el Cementerio
25 noviembre 2010Siempre me ha cautivado viajar en tren y recuerdo especialmente un viaje familiar de mi infancia en el trayecto Montevideo – Maldonado que hicimos en el famoso Ganz, proveniente de un fabricante húngaro. Recorrí sus vagones, husmeando la primera clase, que contaba con cocina y bar a bordo, cosa que me sorprendió tremendamente. Luego realicé varios viajes más en Uruguay, los más divertidos fueron los de fin de cursos con el Colegio a las ciudades de Santa Lucía o 25 de Agosto, pasando jornadas inolvidables. Más tarde y cuando pude viajar al exterior conocí el impresionante sistema ferroviario argentino, el cual me deslumbró con sus subtes y grandes estaciones. En EEUU el recorrido Wheaton – Chicago en el estado de Illinois me mostró lo que es viajar en trenes de tecnología de punta, así como los que se usaban para llevar cargas arrastrando ¡100 vagones cada uno! Allí viví a menos de 2 cuadras de las vías y ellos formaban parte del paisaje diario. Los trenes que utilizamos durante el congreso de Amsterdam 2000 fueron otra experiencia que recuerdo, con la eficiencia y gran servicio de los holandeses trasladando miles de congresistas durante 10 días. En fin, como ven viajar en tren me encanta.
Como en Uruguay, este es uno de esos gustos que pocas veces me puedo dar, me deleité cuando llegó a mis manos una de las más interesantes películas de navidad que he visto en los últimos años, “El Expreso Polar”, y cuya aventura se desarrolla en un tren muy especial.
Casi al final de la película se produce un diálogo entre el Guarda del mágico tren y uno de los niños que había decidido abordarlo en ese viaje al Polo Norte para descubrir si la historia de Santa Claus era verdad. El primero le dice:
Una cosa acerca de los trenes: No importa a dónde están yendo. Lo que importa es decidirse si vas a subirte a ellos.
Es que hay trenes que algunas veces pasan una sola vez en la vida y nos dan oportunidades únicas para cambiar el rumbo de nuestras existencias. La vida de ese niño cambió para siempre en la trama de esta producción cinematográfica. Obviamente que uno debe elegir el destino y no subirse a “cualquier tren” y evaluar si le conviene ir en esa dirección. Lo peor que puede sucedernos es tomar el tren equivocado… y tener que desandar ese camino puede ser doloroso, costarnos mucho tiempo, dinero y a veces relaciones rotas. Por lo cual, no estoy tan de acuerdo con la primera parte de la frase del Guarda de “El Expreso Polar”, puesto que sí importa a dónde están yendo esos trenes que paran frente a nuestra estación, así como también importa si vamos a decidirnos a subirnos a ellos.
Al mismo tiempo, cuando uno toma la decisión de subirse a un tren siempre hay una cuota de incertidumbre puesto que hay imponderables en el trayecto que seguramente irán alterando el curso de nuestras vidas. Es que: ¿Quién puede tener el control sobre todo lo que ocurrirá? Y a nadie se le dice lo que podría haber sucedido si hubiera tomado otra dirección. Vamos construyendo nuestra vida de esa manera siendo esta en definitiva una cuestión de fe, de confiar que el tren nos llevará al destino elegido.
Durante este año 2010, RTM Uruguay ha estado evaluando dónde debería mudarse para instalar la sede del ministerio con su oficina y estudios de producción en el marco del proyecto “Crecemos para servir mejor”. Y tuvimos varios trenes (propiedades) a las cuales casi nos subimos, pero Dios fue cerrando algunas de esas oportunidades que parecían muy buenas y finalmente abrió la puerta para que la casa ubicada en la calle Soriano 1335 casi Ejido fuera la elegida para instalarnos y desarrollar los proyectos de nuestro ministerio de comunicaciones (inauguración estimada: marzo 2011).
En este tren nos subimos todos y esperamos que sea uno que le de a la institución muchas oportunidades de servicio a toda la comunidad y de crecimiento para la gloria del nombre de Cristo. En él nos embarcamos sin demora, puesto que ya escuchamos el grito del guarda que dice: “¡Todos a bordooooo!” y la bocina del tren que emite su sonido característico. ¿La escucha? Le invitamos a subirse con nosotros y seguir sosteniendo el ministerio de RTM Uruguay ante los nuevos trayectos que nos tocará recorrer. Del resto se encarga el Señor de la historia: Jesucristo.
Lic. Esteban D. Larrosa
Director RTM UY