El lado oscuro – 2
21 junio 2011A través de La Biblia
22 junio 2011Las emociones y pensamientos juegan un papel muy importante para nuestra salud integral.
Durante generaciones se manejó el dualismo mente – cuerpo y así aprendimos a mirar y tratar separadamente los contenidos de nuestra mente (pensamientos), los sentimientos y los trastornos que se operaban en nuestro cuerpo físico.
Muchas veces fuimos a un médico para buscar alivio a un dolor de cabeza persistente, una contractura del cuello o una gastritis y nos recetó rápidamente un analgésico, un relajante muscular o un protector de la mucosa gástrica, sin preguntarnos qué sentimientos o emociones nos embargaban o qué experiencias de vida estábamos atravesando.
- ¿Cuántas veces nuestra salud física se ha resentido luego de un disgusto o un duelo?
- ¿Cuántas veces un estudiante se ha sentido indispuesto previo a enfrentar un examen que temía perder?
- ¿Cuántas veces una psoriasis reaparece luego de vivir una crisis emocional severa?
Afortunadamente, hoy asistimos a un concepto de salud más integrado, que se refleja en el surgimiento de nuevas disciplinas como la psico-cardiología, la psico-dermatología o la psico-gastroenterología, entre otras, que estudian la co-relación existente entre la mente y el corazón, la piel o el aparato digestivo.
También hoy se reconoce que nuestro sistema inmune –encargado de defender el cuerpo de virus y bacterias-, es sensible al stress. De allí que algunos sucesos emocionales nos pueden predisponer a enfermedades graves infecciosas o tumorales.
La personalidad también cuenta. Según el Instituto de Psico-cardiología de Buenos Aires, las personas hostiles, agresivas, impacientes y competitivas tendrían alto riesgo de sufrir cardiopatías.
Igual pronóstico tendrían los individuos depresivos, airados, ansiosos e inhibidos socialmente.
Por su parte, las personas pasivas, sumisas, que no expresan libremente sus emociones estarían más expuestas a las patologías tumorales.
En cambio, un modo de ser tranquilo, confiado, que exprese bien sus sentimientos, constituiría un factor de protección frente a las enfermedades, ya que los pensamientos positivos oficiarían de protectores y fortalecedores del corazón, del sistema endócrino y de la inmunidad.
Para quienes estamos familiarizados con el pensamiento cristiano revelado en la Biblia, lo antes dicho nos recuerda el consejo del apóstol Pablo a los creyentes de la ciudad de Filipos: “…piensen en todo lo verdadero… en todo lo recto, en todo lo puro, en todo lo agradable… (Filipenses 4:8). También Cristo estuvo atento a la incidencia del estado de ánimo sobre nuestra salud y no escatimó consejos al respecto: “No se preocupen… (Lucas 12:22); No anden afligidos… (Lucas 12:29); No tengan miedo… (Lucas 12:32). Y Pablo agregó: “Estén siempre contentos…” (1 Tesalonicenses 5:16).
En estos tiempos en que el stress, la prisa y las preocupaciones abundan, los servicios de salud se amplían y no dan abasto para atender tanta población enferma.
El desafío para los que nos reconciliamos con Dios y le llamamos “Padre”, es procurar salirnos de esa estadística de enfermedad y recuperar nuestro equilibrio psico-físico, adhiriéndonos a los principios en los que se sustenta la vida abundante que Cristo ofrece y se encuentran en el Nuevo Testamento de la Biblia.
* Ps. Graciela Gares – Participa en la programación de RTM Uruguay que se emite por el 610 AM – Columna: “Tendencias” – Lunes 21:00 hs.
1 Comment
Excelente reflexion, el stress en estos tiempos y el afan, las preocupaciones, pero tambien el caracter, la personalidad y los estilos de afrontamiento, son los predisponentes principales de las enfermedades psicosomaticas a las que todos estamos expuestos en tan agitado mundo que vivimos.
Ruth De La Cruz
Rep. Dom.