Las profecías mayas: comentario valorativo – 3

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Profecias MayasPor: Dr. Alvaro Pandiani.

Dejamos este tema en suspenso, diciendo que las profecías mayas en cierta forma vienen a inscribirse en una ensalada religiosa que mezcla creencias de todo tipo, y llega a la gente bajo la forma de profecías y anuncios apocalípticos extraños y muy publicitados. Es comprensible que tal ensalada mística genere preocupación, inquietud,  ansiedad y hasta miedo en las personas que ni están firmes en una fe provista de una doctrina sólida acerca de los tiempos finales, ni en un materialismo cerrado que excluye toda consideración de lo místico como parte de la realidad. Cada vez que estos temas llegan a la pantalla chica, o a publicaciones impresas de amplia circulación, la gente no sabe exactamente qué creer; si ignorar displicentemente estas cuestiones, o preocuparse y quizás hacer algo, sin saber qué. Junto con esta negativa expectación escatológica, en muchos surge la vaga idea de la necesidad de alguien (nadie sabe quién, ni dotado de qué cualidades), que “salve” la situación, y asegure el porvenir. La expectación escatológica, en muchas personas, deviene en expectativa mesiánica.

Y ahí es que, entonces, nosotros nos dirigimos a lo que la Palabra de Dios, la Biblia, nos dice al respecto. Indudablemente, la idea de un final para todo, un “fin del mundo”, se potencia por la herencia religiosa; sobre todo (pero no únicamente) la cristiana, la más extendida en el mundo, de cuya doctrina surgen expresiones como “Apocalipsis”, “Armagedón”, “Anticristo”, “Juicio Final”, y otras. Expresiones que salen y se ponen en boga con cierta periodicidad, cada vez que se habla de un supuesto próximo final del mundo, y aunque el formato particular del “fin” que se propone no coincida con el anunciado por la profecía cristiana. Baste recordar como ejemplo, volviendo a lo que el cine estadounidense nos envía cada tanto con su fastuoso despliegue de efectos especiales, un filme de 1998 cuyo argumento se centraba en la aproximación a la Tierra de un enorme asteroide que, en caso de chocar, no dejaría con vida “ni a las bacterias” (cataclismo evitado por el héroe de turno).  ¿El nombre de la película?: justamente, Armagedón.

Es interesante que el término “Apocalipsis” y sus palabras derivadas se usen como sinónimo de cataclismo o desastre final, cuando en realidad, como sabe todo buen lector de la Biblia, el vocablo griego significa “revelación”; de hecho, en las Biblias de habla inglesa el libro es conocido como Revelation. El Apocalipsis comienza afirmando ser: “La revelación de Jesucristo, que Dios le dio para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto. La declaró enviándola por medio de su ángel a su siervo Juan” (1:1). Si bien el libro contiene profecías acerca de eventos catastróficos para la humanidad en los últimos tiempos antes de la segunda venida de Cristo a este mundo, su mensaje en realidad es esperanzador, pues habla de la desaparición final del mal, el sufrimiento, la enfermedad y la muerte que azotan al ser humano. Por supuesto, esta esperanza es para aquellos que pongan su fe y su confianza en Jesucristo; por eso, para las personas rebeldes contra Dios y empedernidas en su incredulidad y en su pecado, el Apocalipsis de San Juan es un libro ominoso, pues anuncia con certeza que llegará la consumación final de la voluntad de Dios para este mundo, mal que le pese a quién se oponga a dicha voluntad. Sin ser la única profecía escatológica de la Biblia, pues hay pasajes proféticos referidos a los últimos tiempos en el Antiguo Testamento, en las palabras de Jesús de Nazaret, y en algunas epístolas apostólicas, la mayor parte del Apocalipsis contiene una descripción detallada, aunque en muchos aspectos alegórica, de los eventos del fin. Ese carácter alegórico de varios de sus pasajes vuelve oscura y enigmática su lectura, haciendo que las interpretaciones sean diversas y con frecuencia encontradas, sin que eso impida llegar a la comprensión cabal del mensaje contenido, cuando se contrasta con el contexto general de lo que la Biblia dice sobre el tema.

Sin embargo, aún pasajes aislados y sacados de contexto son usados por aquellos que pretenden promocionar la credibilidad de sus propias profecías, de sus interpretaciones particulares, o del conocimiento que pretenden haber adquirido como de un arcano oculto que a ellos solos les fue revelado. Casi cualquier evento apocalíptico de los descritos al inicio de este ciclo sobre cine apocalíptico y profecías mayas puede encontrar en la Biblia pasajes que parezcan apoyarlo:

a) Asteroides y cometas que caen sobre la Tierra (“las estrellas caerán del cielo”, Mateo 24:29; “las estrellas del cielo cayeron sobre la tierra”, Apocalipsis 6:13; “cayó del cielo una gran estrella ardiendo como una antorcha”, Apocalipsis 8:10).

b) Terremotos (“habrá terremotos en muchos lugares”, Marcos 13:8; “… cuando abrió el sexto sello… hubo un gran terremoto”, Apocalipsis 6:12; “Entonces hubo relámpagos, voces, truenos y un gran temblor de tierra, un terremoto tan grande cual no lo hubo jamás desde que los hombres existen sobre la tierra”, Apocalipsis 16:18).

c) Enfermedades y epidemias (“Habrá… en diferentes lugares, hambres y pestilencias”, Lucas 21:11; “Estos tienen poder para… herir la tierra con toda plaga cuantas veces quieran”, Apocalipsis 11:6; “… vino una úlcera maligna y pestilente sobre los hombres que tenían la marca de la bestia y que adoraban su imagen”, Apocalipsis 16:2).

d) Posiblemente, cambios climáticos (“… habrá terror y grandes señales del cielo”, Lucas 21:11; “El cielo se replegó como un pergamino que se enrolla”, Apocalipsis 6:14; “Del cielo cayó sobre los hombres un enorme granizo, como del peso de un talento”, Apocalipsis 16:21).

e) Cambios en la actividad solar (“… la luz del sol será siete veces mayor”, Isaías 30:16; “El cuarto ángel derramó su copa sobre el sol, al cual le fue permitido quemar a los hombres con fuego”, Apocalipsis 16:8).

f) Guerra global, posiblemente nuclear (“Oiréis de guerras y rumores de guerras… se levantará nación contra nación y reino contra reino”, Mateo 24:6,7; “Esperando y apresurándoos para el día de Dios, en el cual los cielos, encendiéndose, serán deshechos, y los elementos, siendo quemados, se fundirán”, 2 Pedro 3:12).

En suma, la Biblia contiene un entramado profético que anuncia y describe en forma muy completa la cronología de eventos del final de los tiempos, lo que puede surgir de un estudio detallado de la escatología bíblica, el cual no es pertinente hacer aquí. Lo curioso es, y en esto la Biblia difiere radicalmente de las supuestas profecías del fin del mundo provenientes del paganismo, que no hay ni la más mínima noción de una fecha para el retorno de Jesucristo a este mundo, y el fin de todas las cosas. Ahora, no es de extrañar que en el paganismo emergente en muchas sociedades que fueron nominalmente cristianas en otros tiempos, se pretenda hablar de una fecha del fin del mundo, cuando entre los mismos grupos y sectas denominados cristianos se preconizaron fechas próximas, más o menos precisas, por supuesto erróneas (siempre recordadas son, en la historia de los últimos dos siglos, el fiasco de 1844, pese al cual surgió el Movimiento Adventista, y los años 1874 y 1914, fechas fallidas para el regreso del Señor, ensayadas por los Testigos de Jehová). Es verdad que en el primer siglo los mismos apóstoles afirmaban estar viviendo los “días finales”, en expresiones diversas registradas en las epístolas (“Todas estas cosas… están escritas para amonestarnos a nosotros, que vivimos en estos tiempos finales”, 1 Corintios 10:11; “… la venida del Señor se acerca”, Santiago 5:8; “El fin de todas las cosas se acerca”, 1 Pedro 4:7; “Hijitos, ya es el último tiempo”, 1 Juan 2:18); esto es algo que hoy se interpreta como una alusión a la era de la Iglesia, última dispensación antes del fin ordenado por Dios para los tiempos del hombre. Pero seguramente, estos mismos hombres tenían muy presente una afirmación surgida de labios del propio Jesús de Nazaret, quién hablando de su Segunda Venida dijo: “Pero de aquel día y de la hora nadie sabe, ni aún los ángeles que están en el cielo, ni el Hijo, sino el Padre” (Marcos 13:32). Es decir que ni Jesús, en los días de su despojamiento y humillación, al tomar forma de hombre, podía afirmar nada respecto a la fecha de su retorno a este mundo, evento que marcará el fin del tiempo de gracia y oportunidad que Dios ha otorgado a la humanidad. Mucho menos los ancianos mayas, Nostradamus, San Malaquías, o algún otro pretendido profeta, antiguo o contemporáneo, en quienes las personas descaminadas, temerosas y confundidas de nuestra vacilante civilización pongan su fe.

Lo que sí nos ofrece la Santa Biblia, inequívocamente, es la dirección en la que mirar, cuando el temor, la ansiedad o la expectación escatológica derivan en expectativa mesiánica, en la búsqueda de Alguien que sea un Salvador, y asegure el porvenir, en esta vida y en la eternidad. El Mesías para todos, es uno solo: Jesucristo.

“Yo, Jesús, he enviado mi ángel para daros testimonio de estas    cosas   en las iglesias. Yo soy la raíz y el linaje de David, la estrella           resplandeciente de la mañana. El Espíritu y la Esposa dicen: ¡Ven!   El que oye, diga: ¡Ven! Y el que tiene sed, venga. El que quiera,             tome gratuitamente del agua de la vida” (Apocalipsis 22:16, 17).

(Extractado y condensado del artículo 2012, publicado en iglesiaenmarcha.net en julio de 2009)

El Dr. Alvaro Pandiani es columnista de RTM UY en el espacio “Diálogos a Contramano” que se emite los martes de 21:00 a 21:30 hs.

2 Comments

  1. Ester dice:

    Una aclaración:”Es increíble…” quiero decir como a pesar de su “credo científico” o “religión positiva” manifiestan un especial interés por éstas temáticas y hasta llegan a creer en éstas “profecías mayas” o del origen que sea.
    Me parece que podía dar a otra interpretación.

  2. Ester dice:

    Si´me parece muy pertinente hacer la diferenciación entre lo astrológico y lo astronómico. Realmente existe una gran confusión. La doctrina del error se busca imponer por medio de los massmedia. Muy interesante es el trabajo de Giovanni Sartori “Homo videns. La sociedad teledirigida.” asimismo “Placeres inquietantes” de Henry Giroux .
    Es increíble como gente con formación profesional , científica frente a estas temáticas piensa, se cuestiona lee.

    Oremos por nuestra firmeza en la fe, que nada ni nadie nos haga tastabillar, el enemigo es muy astuto y nadie está libre.
    Feliz Navidad, que la Navidad nazca en cada persona. Si ya ha nacido que se pueda disfrutar en soledad o compañía;sabiendo que siempre el Señor está con nosotros en el lugar donde nos encontremos. Recordando un mensaje del domingo pasado : pensemos ¿qué le regalamos a Jesús? . ¿Qué lugar tiene en mi vida? . ¿Qué lugar le doy? , ¿Tiene el lugar que merece?

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