La Oración

RTM en Bonaire – 800 AM
13 agosto 2014
“A través de la Biblia”
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oracionPor: Prof. Héctor Leites*

Oración es la comunicación del hombre con Dios. Se basa en la seguridad de que Dios existe “y es galardonador de los que le buscan” – He. 11:6. Dios es una persona con la cual se puede tener comunión y es un Dios que contesta la oración. Por medio de la oración los creyentes expresan a Dios sus más íntimos pensamientos, lo que sienten, lo que aspiran o desean, sus temores, sus esperanzas y sus estados de ánimo.

La impresión que da la lectura de Gn. 3, donde Dios dialoga con Adán, es la de una intimidad abierta y natural. Más tarde, después de la caída, se lee que tras el nacimiento de Enós, “los hombres comenzaron a invocar el nombre de Jehová” – Gn. 4:26. De Enoc se nos dice que “caminó… con Dios”, lo cual nos hace suponer una vida de oración. También Noé edificó un altar a Dios después del diluvio. – Gn. 8:20, y Abraham hizo lo mismo. – Gn. 12:7, por lo cual entendemos que desde el principio el sacrificio y la oración estaban relacionados.

El hombre se acercaba a Dios, pero en reconocimiento de la santidad de éste ofrecía una víctima propiciatoria. La primera vez que se menciona específicamente una oración es cuando Melquisedec, “rey de Salem y sacerdote del Dios altísimo, sacó pan y vino” y bendijo a Abraham, diciendo: “Bendito sea Abram del Dios Altísimo, creador de los cielos y de la tierra; y bendito sea el Dios Altísimo…” – Gn. 14:18–20.

En las cosas que se refieren al futuro siempre hay una nebulosa para la mente humana, por lo cual muchos santos de Dios le pedían a éste alguna señal que les diera la seguridad de que tendría lugar un acontecimiento que estaba todavía por llegar. Así, Abraham le pidió a Dios una señal para asegurarse de que la promesa de darle la tierra se cumpliría. – Gn. 15:8–17. Las diversas ocasiones en que se registran oración de Abraham denotan lo apropiado del nombre que se le dio como “amigo de Dios”.

Tipos de Oración

Dios oye las oraciones de sus santos. Éstas pueden tomar la forma de peticiones, acciones de gracias, alabanza, adoración, meditación e intercesión.

Peticiones – Encontramos una petición en el caso de Jacob, cuando en Bet-el hizo voto, diciendo: “Si fuere Dios conmigo, y me guardare en este viaje en que voy, y me diere pan para comer y vestido para vestir… Jehová será mi Dios… y de todo lo que me dieres, el diezmo apartaré para ti”. – Gn. 28:20–22. En este caso está envuelto un voto, que es una promesa que se hace en oración a Dios. Se está pidiendo ayuda de Dios para el futuro y prometiendo lealtad y servicio.

Las acciones de gracias – Surgen de una experiencia que se considera conveniente, una bendición recibida o un hecho que produce consuelo. Asaf escribió: “Gracias te damos, oh Dios, gracias te damos, pues cercano está tu nombre”. – Sal. 75:1. La alabanza surge mayormente de la admiración de las virtudes de Dios y sus grandes acciones “… alababan a Jehová, diciendo: Porque él es bueno, porque su misericordia es para siempre”. – 2 Cr. 5:13.

La adoración y la alabanza – La oración de adoración no es fácil de definir, porque incluye actitudes del alma que son inexpresables con palabras. En cierto sentido, toda oración es adoración, pero hay momentos en que el creyente lo que quiere no es pedir nada, o dar gracias, o interceder, sino expresar su profundo respeto y amor hacia Dios. Para que exista alabanza es imprescindible una actitud del corazón que reconozca en el sujeto de la adoración el carácter de soberano señor y dueño, como en el Salmo 99, donde se comienza reconociendo la grandeza de Dios: “Jehová reina… El está sentado sobre los querubines… Jehová en Sion es grande y exaltado sobre todos los pueblos…”. Y luego se reclama la alabanza: “Exaltad a Jehová nuestro Dios, y postraos ante su santo monte”.

La meditación – Generalmente antecede a la alabanza y la adoración. No toda meditación es una oración, pero en algunas circunstancias el alma medita en una forma que se asemeja a un diálogo secreto con Dios, por lo cual el salmista decía: “… con labios de júbilo te alabará mi boca… cuando medite en ti en las vigilias de la noche”. – Sal. 63:5–6.

La intercesión – Ocurre cuando el creyente habla con Dios en beneficio de otra persona, pidiendo por ella. Digna de mención es la oración intercesora de Abraham en favor de Abimelec y su familia, como resultado de lo cual éstos fueron sanados. Gn. 20:17.

¿Torcer el brazo de Dios?

Los creyentes están conscientes del insondable misterio que es la oración, puesto que no puede comprenderse cómo personas tan insignificantes, pequeñas y pecadoras, puedan comunicarse con un Dios infinito, Señor y Dueño del universo. Un Dios que, además, todo lo sabe. De manera que aun antes de hablar, él ya conoce lo que queremos decir. “Pues aún no está la palabra en mi lengua, y he aquí, oh Jehová, tú la sabes toda”. Salmo 139:4. Además, el Dios al cual se dirige la oración es soberano, maneja todas las cosas y su voluntad siempre se cumplirá. No se trata, entonces, de tratar de “torcer el brazo a Dios” para que haga lo que quiere el orante, pues eso no es posible. Entonces, ¿Por qué orar? Se ora, antes que nada, porque a Dios le agrada. Él quiere tener comunión con sus hijos “… la oración de los rectos es su gozo”. – Pr. 15:8. Más aún, él lo ordena “Orad sin cesar”. – 1 Ts. 5:17. Es asunto de amor a Dios y de obediencia.

Lugar de oración

En cuanto a los lugares para orar, es evidente, como se ha dicho, que allí donde había un altar se elevaba oración. Tenía también una significación especial el hacerlo en el tabernáculo o el templo. – 1 Rey. 8:33. Pero la comunicación con Dios podía realizarse en cualquier sitio, siempre que hubiere sinceridad de corazón y respeto para su persona. Isaac oró “por su mujer”. – Gn. 25:21, sin que se nos diga dónde lo hizo. Moisés oró muchas veces en Egipto, donde no había altar a Jehová. – Éx. 8:8–9, 28, 30. Luego lo hizo en el desierto. – Nm. 11:2. Posiblemente Manoa estaba en el campo cuando oró. – Jue. 13:8. Elías oró desde la cumbre del monte Carmelo. – 1 Rey. 18:36–37. y desde una cueva en Horeb. – 1 Rey. 19:13–18. Eliseo oró dentro de una habitación por un niño. – 2 R. 4:33. Ezequías oró en su lecho, vuelto su rostro hacia la pared. – 2 Rey. 20:2. Nehemías oró en su corazón, mientras estaba delante del rey. – Neh. 2:4. Jonás oró “desde el vientre del pez”. – Jonas 2:1. Pablo oró en un puerto. – Hch. 20:36.

Posición física para orar

En cuanto a las posiciones físicas o gestos con los que se realiza la oración, las Escrituras no ordenan como exclusiva ninguna forma particular. Ana “hablaba en su corazón y solamente se movían sus labios” dentro del tabernáculo. 1 Sam 1:13. Nehemías, no abrió su boca, ni se arrodilló a orar delante del rey. – Neh. 2:4. Pero era costumbre elevar las manos hacia el cielo cuando se estaba orando. “Oye la voz de mis ruegos cuando clamo a ti, cuando alzo mis manos hacia tu santo templo”. – Salmo 28:2. También la persona se arrodillaba. – “… me postré de rodillas, y extendí mis manos a Jehová mi Dios”. – Esdras 9:5. O estando postrada, ponía la cabeza entre sus rodillas. – 1 Rey. 18:42.

En el NT vemos que esas costumbres se mantenían, pues el Señor Jesús, en el huerto de Getsemaní, “puesto de rodillas oró”. – Lc. 22:41. Pablo escribió a Timoteo: “Quiero, pues, que los hombres oren en todo lugar, levantando manos santas…”. – 1 Ti. 2:8. Los judíos de aquella época habían adoptado la costumbre, todavía hoy en uso, de cubrirse la cabeza para orar con un manto que llaman “taled”, lo cual se toma como una señal de sumisión a Dios. Los cristianos, sin embargo, desecharon esa práctica, pues Pablo dijo que “todo varón que ora o profetiza con la cabeza cubierta, afrenta su cabeza”. – 1 Co. 11:4.

¿Cuándo orar?

En lo que respecta a la oportunidad para orar, lo que se nos manda es que lo hagamos “sin cesar”. – 1 Ts. 5:17., lo que implica cualquier momento y lugar. En las Escrituras se encuentran múltiples casos de oración hechas en diferentes horas del día y de la noche, en múltiples circunstancias de lugar y tiempo.

Así que, querido amigo y hermano, después de leer este pequeño estudio, dedique unos instantes a la oración, y nuestro buen Dios se quedará muy contento.

* El Prof. Héctor Leites, autor de estos materiales, participa en el Programa “Jungla Semántica” emitido en la programación de RTM por el 610 AM los días Sábado pasadas las 23:00 hs. Escuche el audio de los programas en el siguiente enlace:  Audios de Programas RTM

3 Comments

  1. DOY GRACIAS A DIOS Y USTEDES POR PERMITIRME SER UNA PEQUEÑA PARTE DE RADIO TRANSMUNDIAL,SI BIEN TUVE EL AGRADO DE VISITARLA HOY TAMBIÉN ESCUCHARLA Y COMUNICARME POR ESTA VÍA ES UN HONOR MUY GRANDE QUE TENGO , SOBRE EL MENSAJE ANTES ESCRITO POR EL PROFESOR LEITES AUMENTAN MIS CONOCIMIENTOS SOBRE LA PALABRA DE DIOS. SE SOBRE LA ORACION PERO TAN PROFUNDO COMO EL LO A DESARROLLADO NUNCA LO HABIA VISTO POR ESO APRENDI MAS SOBRE EL TEMA Y ESPERO CON EL PODER DE DIOS APLICARLO A MI VIDA PERSONAL Y PODER COMPARTIRLO CON OTRA PERSONAS. GRACIAS UN ABRAZO.

  2. Flaco Oriental dice:

    Prof. Leites: Escucho con atención y leí su artículo. Mi pregunta es sobre el tono con que nos dirigimos a Dios. Hay gente sobre todo muy joven que se refiere a Dios como “vos papá…” y a veces términos más informales… y que por la tradición que tengo me resultan un tanto repulsivos. ¿No denota esto una falta de respeto hacia Dios? o ¿está bien referirse a Dios en formas tan informales que parece que más que orarle a Dios le estamos conversando a un compinche de andanzas? No sé si me explico. Gracias por la respuesta.

  3. Buen articulo sobre la oración. agrega varias enseñanzas a mi conocimiento y practica de la oración que hago.
    Lo q’ enseña el Prof. Héctor Leites, es muy bueno aprender porque en su programa “jungla Semántica” me demuestra que tiene un dominio sobre la interpretación de la Escritura.
    Atte. Máximo, desde Lima- Perú

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