Los Ratones de Belén

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Por: Salvador Dellutri

Un cuento que Salvador Dellutri escribió para Felipe, su nieto mayor.

Querido Felipe:

Anoche estaba sentado en el banco que está debajo del alcanfor. Pensaba en qué historia podía contarte esta Navidad cuando de pronto… sucedió algo mágico, eso que solo pasa en los cuentos.

Apareció un ratón, se paró sobre sus patitas traseras, sonrió y me preguntó:

¿Qué estás pensando?

Tengo que contarle una historia a Felipe porque es Navidad y no recuerdo ninguna.

El ratón trepó al banco, se acomodó a mi lado y luego de pensar un rato me comentó:

Tengo en mi cueva un pergamino con una historia que le pasó a un pariente mío hace muchos…. muchos… muchísimos años en un lugar que está muuuuuuuuy lejos de aquí.

¿Te parece que le gustará a Felipe?

Es una historia maravillosa. Cuando llega Navidad los ratones nos reunimos en nuestra cueva para leerla.

¿Me podés prestar el pergamino?

Te lo presto por un ratito, lo podés copiar en tu computadora y luego me lo devolvés porque esta Navidad tenemos que volver a leerlo.

¡Trato hecho!

El ratón salió corriendo, se metió debajo del jazmín y luego se perdió en el matorral. Pensé que no iba a regresar y como tenía mucho sueño comencé a cabecear y me quedé dormido. Cuando estaba en lo mejor del sueño sentí un pinchazo en la pierna, pegué un salto y ¿quién estaba? El ratoncito con el pergamino.

– Perdona que te haya clavado los dientes, pero estabas muy dormido y no podía despertarte. Aquí está el pergamino.

Me entregó el pergamino y juntos no fuimos al escritorio. Mientras yo copiaba el pergamino el ratoncito se acomodó al costado de la computadora y me daba charla… por eso tardé tanto en copiarlo.

Cuando terminé le devolví el pergamino y nos despedimos.

¡Feliz Navidad! – dijo el ratoncito – y saludos a Felipe.

¡Feliz Navidad! – le contesté – y hoy mismo le mando esta historia a Felipe.

Y aquí está la historia que copié del pergamino. No sé si es verdad o no, pero eso no tiene mucha importancia porque es una linda historia. Se llama “Los Ratones de Belén” y la escribe… bueno cuando la leas te vas a dar cuenta. Espero que te guste.

Mi nombre es Rabín Ben Rabón y soy un ratón campesino. Ustedes conocen a mis parientes de la ciudad, ratones muy finos y elegantes alimentados a queso.

Nosotros, los que vivimos en el campo, somos diferentes. Hacemos nuestras cuevas en la tierra y comemos granos y fruta silvestre, porque aquí el queso escasea. Pero tenemos una ventaja: no hay gatos molestos, ni nadie coloca tramperas para cazarnos.

Nuestro pueblo se llama Belén, es pequeño y muy tranquilo. Aquí nunca pasa nada…hasta que pasa. Y la semana pasada comenzaron a pasar cosas.

Mucha gente extranjera llegó a visitarnos. Venían para anotarse en unos libros muy grandes, no sé bien para qué… pero eso no tiene importancia.

Un visitante trajo de regalo un queso de la ciudad, para los pastores que viven cerca de nuestra cueva.

Inmediatamente nos pusimos alerta para ver si podíamos compartir aquél manjar, pero era difícil. Un pastor lo guardaba en su bolsa de cuero. Cuando se descuidó nos acercamos para roerla y sacar un poco de queso, pero el cuero era muy duro y el esfuerzo fue inútil.

No nos dimos por vencidos y esperamos la oportunidad, que no tardó en llegar.

Una noche los pastores se reunieron alrededor del fuego, abrieron la bolsa y sacaron el queso. Nosotros mirábamos desde la oscuridad y se nos había agua la boca. Pero, ¿cómo hacer para sacar un pedacito?

Pasó el tiempo y los pastores se fueron durmiendo uno a uno. El queso quedó allí, a nuestro alcance. Cuando el último pastor cabeceó y se durmió fuimos a la carga.

¡Qué queso exquisito! ¡Nunca habíamos comido nada igual! Estábamos engullendo todo lo que podíamos cuando de pronto una luz nos iluminó.

¡La policía! – gritó uno de los nuestros.

Escapamos a toda velocidad, pero la luz era tan intensa que no encontrábamos un lugar donde escondernos, cuando se oyó una voz que decía

¡No tengan miedo!

¿Cómo íbamos a no tener miedo si nos estábamos comiendo el queso de los pastores? Pero nos paramos a escuchar… y resulta que no nos hablaba a nosotros.

Era un ángel que decía a los pastores algunas cosas que no entendimos, pero vimos que se levantaban apurados, guardaban el queso en la bolsa y salieron inmediatamente para las casas de Belén. Llenos de curiosidad comenzamos a seguirlos.

Iban de puerta en puerta preguntando por un niño… Recorrieron casi todas las casas de Belén, hasta que llegaron a un portal donde, sobre las pajas de un pesebre, estaba un niño recién nacido, con su papá y su mamá. Según oímos decir el niño se llamaba Jesús y sus padres eran José y María.

Los pastores se arrodillaron; el que llevaba la bolsa sacó el queso para ofrecerlo al niño… y allí se dio cuenta. El queso estaba roído por varias partes; ¡tenía la marca de nuestros dientes!

El pastor se puso colorado y estaba por guardarlo nuevamente cuando María dijo:

¡Qué hermoso queso!

… lo traíamos para el niño – balbuceó el pastor – pero….

Muchas gracias – dijo José interrumpiéndolo – vamos a compartirlo.

Cortó varios pedazos y los repartió. Cuando llegó a la parte roída dijo:

Y esto, para los ratones del campo.

Al oír que nos nombraba salimos de la oscuridad y corrimos hacia José para agarrar el queso.

José sonrió y dijo:

Con la condición de que no roben más a los pastores.

Luego miró a los pastores y añadió:

…y que los pastores aprendan a compartir con los ratones.

Entre risas tomamos la parte que nos correspondía y miramos al niño que dormía plácidamente.

El también sonreía.

Felipe:

Espero que te haya gustado la historia. Un besote.

Delu

10 Comments

  1. miguel dice:

    De las incontables horas que voy escuchando las prédicas bíblicas y mensajes del Pastor Dellutri. Este cuento de Navidad del abuelo y el nieto en esta edad, no termina de conmoverme. De las riquísimas reflexiones que el cuento nos puede dar, me encanta la humildad de la fábula viendo ese pequeñito ratón del jardín, que lo despierta para compartir su pergamino donde la palabra como un rollo o arroyo de leche los lleva a ese misterio en el Pesebre y con la Sagrada Familia compartir entre Todos ese alimento sólido, de leche sólida, que al fin y al cabo es Jesucristo el gran protagonista de la Navidad. Dios Bendiga al Abuelo y su Nieto a toda su familia y a sus grandes amigos, al compartir este hermoso cuento para vivir estos tiempos de Paz del Señor con los hombres que en ÉL creen.

  2. Carmen ( Ciales, Puerto Rico) dice:

    ¡Nos encantó! Mis hijas y yo lo leímos y lo difrutamos. Imaginamos a todos los personajes… Espero que Felipe también lo haya disfrutado. Dios les bendiga.

  3. Una historia diferente que compartir con mis seres amados hija y sobrinos

  4. una historia diferente que compartiré con mi hija y sobrinos Dlb

  5. Robilo dice:

    linda historia. Feliz Navidad Dios los bendiga.

  6. Álvaro Pandiani dice:

    Cuando uno puede llegar a pensar que, después de tanto tiempo transcurrido y de tantas historias contadas, ya no queda nada nuevo que contar, Dellutri nos regala esta breve narración que hace regresar la “magia” de la Navidad al misterio de la Encarnación, al niño Dios nacido en Belén.
    Una verdadera exquisitez.
    ¡¡Gracias, pastor!!

  7. Martha Vazquez dice:

    Una historia hermosa , tierna y sencilla ,para que los niños la entiendan y aprendan la verdadera razón por la celebración, y el compartir. Una gran bendición ,gracias!!!

  8. LUZ ALARCON dice:

    Muchas gracias por compartir la bella historia , tiene muchas enseñanzas y me encanta que involucre a un animalito tan humilde y muchas veces menospreciado como es el ratoncito, Dios les bendiga.

  9. NieveRodas dice:

    muy linda historia ,y apropiada para hablar del verdadero significado de la navidad ,y sacar el interés de papanoel y los regalos ,por eso quisiera mandar a mis nietas .feliz navidad .

  10. Temis Novo dice:

    Hermosa historia Feliz navidad.Bendiciones .

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