La condición humana en situaciones “límite”

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MinerosPor: Ps. Graciela Gares*

Es sabido el interés de la psicología en el estudio de la conducta humana. Esta vez, el pretexto convocante será el estreno reciente (2015) del film “Los 33 de Atacama” donde se relata la peripecia vivida por mineros chilenos en el año 2010, en pleno desierto, en la mina llamada San José.

Durante 69 días, 32 mineros chilenos y uno boliviano quedaron atrapados a 700 metros bajo tierra en las profundidades de la mina de oro y cobre que sufrió un derrumbe. 17 días después se pudo constatar que los mineros seguían con vida, cuando se consiguió establecer contacto con ellos, luego de varias perforaciones. Inmediatamente se ideó un plan para traerlos a la superficie mediante un ducto a través del cual se introduciría una cápsula para transportarlos individualmente. Los trabajos insumieron casi dos meses.

Los familiares de los mineros atrapados montaron un campamento al que denominaron “Esperanza”, en las inmediaciones de la Mina “San José”. Mientras tanto, a la entrada de la mina se desarrollaban sin cesar las operaciones destinadas no sólo a mantener con vida a los obreros sepultados, sino también para su rescate. Asimismo, periodistas chilenos y de diversas naciones del planeta se instalaron junto a familiares y rescatistas para mantener informado al mundo acerca de esta peripecia.

La película “Los 33 de Atacama” se basa en los hechos reales ocurridos y fue rodada en Colombia en una mina (Nemocón) de características similares a la siniestrada, trasladándose luego la filmación a territorio chileno. Presenta imágenes espectaculares del desierto de Atacama.

El film recrea dos escenarios: el refugio donde se hallaban los mineros en el interior de la mina derrumbada y el campamento de familiares en la superficie, junto al equipo de rescatistas y la prensa.

Más allá de satisfacer la intriga del espectador acerca de cómo se produjo la tragedia y cómo se logró el milagroso rescate de las víctimas, la trama de la película deja entrever la emergencia de valores humanos muy significativos en los protagonistas.

En primer lugar, se pone en evidencia el rol jugado por las familias para incidir en la suerte de los mineros. La presencia permanente de los allegados que se negaron a abandonar a los trabajadores siniestrados, ejerció fuerte presión sobre el gobierno para no cesar la búsqueda, aunque varias veces los habían dado por muertos en los primeros días de la tragedia.

En segundo lugar, una vez que se pudo establecer contacto con los mineros, la presencia de los familiares junto a la mina se constituyó en el soporte afectivo – emocional de las víctimas y un motivador para ayudarles a soportar sus vicisitudes (claustrofobia, tedio, desesperación, hambre, sed, silencio) en el interior del yacimiento.

Asimismo, en medio del drama que vivían, los obreros debieron consolarse unos a otros, contenerse, ayudarse a construir esperanza, apoyar a los que flaqueaban, cuidar a los que acusaban alguna dolencia.

La circunstancia les obligó a compartir los alimentos que cada uno poseía y racionarlos, así como también el agua, etc. Debieron improvisar hamacas en el refugio para los más lesionados y privilegiar a los más viejos, asignándoles colchones inflables para un mejor descanso.

“Aquí todos somos uno” fue el lema que se impuso frente al surgimiento de algunas apetencias egoístas entre los operarios en la derrumbada mina San José.

Entre ellos se gestó se gestó una amistad que alguno definió como un vínculo indestructible. Ahora los 33 de Atacama se consideraban hermanos. “Por encima de todo somos una familia, somos hermanos”, afirmó uno de los mineros.

Ello trajo a nuestra memoria el testimonio de los sobrevivientes uruguayos del avión que cayó en los Andes (1972), quienes desde que fueron rescatados se reúnen cada 22 de diciembre, aniversario del rescate, considerándose entre sí como “los hermanos de la nieve”.

En este siglo XXI, caracterizado por el individualismo y la indiferencia ante los dramas ajenos, gratifica observar como ante la tragedia emergen de nosotros valores trascendentes como la esperanza, el espíritu de equipo, el cuidado solícito del otro, la solidaridad.

Otro hecho llamativo acerca de la condición humana en ocasiones de tragedia, es la emergencia de lo espiritual del hombre. A lo largo de la película “Los 33 de Atacama” se advierte repetidas veces que tanto los mineros, como sus familiares y aún los rescatistas invocaron a Dios para llegar a la solución del drama.

Un libro escrito acerca de esta experiencia relata que algunos mineros tras perder la esperanza de ser rescatados, se acostaron esperando que llegara la muerte. Pero otros se rebelaron, desafiantes ante su circunstancia, mientras que otros más se refugiaron en su fe.

Los obreros siniestrados oraron de inmediato al derrumbe invocando a San Lorenzo, patrono de los mineros, tomándose de las manos y pidiendo protección. En su ignorancia, algunos invocaban a un ídolo, hasta que otro minero les indujo a clamar sólo a Dios.

Una vez que establecieron comunicación con los equipos de rescate, aún su situación seguía siendo incierta. Pero los atrapados agradecían a Dios por cada nuevo día y oraban tomados de la mano reconociendo su fragilidad, su indefensión y pidiendo ayuda para salir de esa oscuridad. Había católicos, protestantes, y quizá ateos, pero se unían a rogar a Dios por su situación desesperada.

Mientras tanto, en la superficie de la mina, el reconocimiento a la soberanía del Altísimo también estuvo presente. Ante una pregunta de las autoridades sobre quien estaba a cargo del turno en el interior del yacimiento, un encargado responde: “en estos momentos, sólo Dios”.

Y como era de esperar, en ocasión de la salida a la superficie de los 33 mineros no faltaron los agradecimientos al cielo por el milagro logrado.

En las situaciones límites la condición humana queda al desnudo y se muestra lo que está en el interior del hombre. Allí el ser humano necesita apelar a toda su fuerza interior, a sus valores, a la solidaridad humana y al amparo de Dios.

¿Por qué ocurren las situaciones “límite”?

En el caso relatado en esta película, sobrarían las evidencias de negligencias y errores humanos al permitir el acceso a un yacimiento que no ofrecía las garantías de seguridad para la vida humana. A su vez, los obreros reconocían que la buena paga ofrecida por ese trabajo había determinado que lo aceptaran.

Pero más allá de estas circunstancias humanas, nos preguntamos si pudiera primar algún designio divino. No para exponer a los individuos al sufrimiento sino para bendecir la vida de ellos a través de las circunstancias a las que habían quedado expuestos.

La Biblia afirma que los caminos de Dios son inescrutables (Romanos 11:33b).

Varios de los mineros rescatados han salido al mundo a dictar charlas de motivación y sobrevivencia, narrando sus experiencias y ayudando a otros a enfrentar situaciones difíciles.

Algunos padres que perdieron hijos, hallaron fuerzas para vivir luego de visitar el museo de los sobrevivientes de la tragedia de los Andes y compenetrarse de lo que éstos vivieron.

Vale recordar también la experiencia de Nick Vujicic – nacido sin brazos y ni piernas -, de quien “los doctores dijeron que no sería capaz de nada”. Sin embargo, Nick hoy recorre el mundo dando charlas motivacionales y dice estar viviendo una vida “sin límites”. Un periodista tituló un artículo diciendo: “Si está pensando en darse por vencido, conozca antes a Nick Vujicic”.

Uno de los mineros chilenos, estando aún en el interior de la mina colapsada, afirmaba: “Dios nos puso aquí para aprender algo”.

Recordemos la pregunta bíblica: ¿Quién dirá que ocurrió aquello que el Sr. no mandó? (Lamentaciones 3:37).

Reconoce hoy y reflexiona en tu corazón que el Señor es Dios arriba en los cielos y abajo en la tierra: no hay otro.” (Deuteronomio 4:39)

“Si pudiera yo subir al cielo, allí te encontraría; si bajara a lo profundo de la tierra,
también allí te encontraría
”. (Salmo 139: 8 – 10)

*Ps. Graciela Gares – Participa en la programación de RTM Uruguay que se emite por el 610 AM – Columna: “Tendencias” – Lunes 21:00 hs.

3 Comments

  1. graciela gares dice:

    Estimado José, en la circunstancia difícil que Ud. comenta, no dudo que Dios le sostendrá firmemente de su mano y guiará sus pasos.
    Ruego a Dios que Ud. pueda experimentar cada día el cuidado amoroso de Dios, su cercanía y su consuelo.

  2. jose berridi dice:

    Graciela, agradezco me recuerde circunstancias de lo vivido en esos momentos, pues cada uno de nosotros vive situaciones limites internas y externas.
    Me esta ocurriendo ahora con una caída de la visión y casi ceguera mas frecuentes crisis de angustia pero pasan los días y mi enojo cede porque se que solo dependo de la soberanía de Dios.

  3. Carlos de Muras dice:

    En cada situación límite que he visto siempre hay error humano, negligencia, y/o errores torpes en la toma de decisiones.

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