Navidad con el Jesús en la boca

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Navidad

Navidad con el Jesús en la boca.

Por: Lic. Esteban D. Larrosa*

El pasado mes de noviembre el Intendente de Montevideo, Ing. Daniel Martínez, declaró ante la prensa que “de acá a diciembre vamos a andar con el Jesús en la boca”.  Y llegó diciembre y nadie anda con el Jesús en la boca más que para invocar un símbolo lingüístico ante un problema que hace pender de un hilo la limpieza y salubridad de la ciudad. Obviamente, que el jerarca de la Intendencia capitalina hace bien en ocuparse del asunto de la basura ciudadana que es un gran problema para quien gestiona esta comuna.

Nené Ramallo quien dirige el Instituto de Lingüística de la Facultad de Filosofía y Letras, en la Universidad Nacional de Cuyo dice que “el origen de este regionalismo se encuentra en el acto de comunión, propio del ritual de la misa, entre los católicos. Allí, cada uno de los que comulgan, recibe por la boca una hostia consagrada, la cual simboliza para el creyente la figura de Jesús Sacramentado. Esta persona lleva esa hostia con sumo cuidado, en primer lugar, por respeto y reverencia, pero sobre todo, por su fragilidad.” Ramallo indica también que “el Diccionario de americanismos registra la forma con el Jesús en la boca, como locución adverbial de México, Colombia, Bolivia, Paraguay, Uruguay, Ecuador y Chile, con el significado de con temor y angustia. También, el Diccionario fraseológico del habla argentina registra la forma andar con el Jesús en la boca, como locución verbal coloquial, con el significado de andar sobresaltado, muy preocupado por algo que puede ocurrir.”[1]

Parece ser una experiencia común al ser humano, que en medio de las crisis hasta el más ateo invoque a Dios, aunque sea utilizando una pintoresca expresión regional del idioma cuyo origen tiene base en este ritualismo religioso que heredó América Latina. Sin embargo, llegar a diciembre y relacionar el mes de la celebración del nacimiento de Cristo con una situación angustiosa y de temor, diciendo constantemente: “¡Ay Jesús!”, viviendo preocupado y pendiente que en cualquier momento pueda ocurrir una desgracia está lejos del mensaje del nacimiento del Salvador. Es verdad, en estos días todo el mundo parece andar enredado en otros temas, pero de Jesús nadie se acuerda más que para quejarse.

La invitación para este diciembre es que andemos con el Jesús en la boca, pero el Jesús del evangelio, el que trae las buenas noticias de gran gozo para todo el pueblo, el Jesús que nace como la esperanza para el ser humano, del que los ángeles testimonian que no hay que temer, porque trae paz, reconciliación y buena voluntad de Dios para todos los hombres. De este Jesús hablemos, cantemos, proclamemos, oremos y celebremos.

¡Feliz Navidad con Jesús en tus labios y corazón!

*Lic. Esteban D. Larrosa – Director RTM Uruguay

[1] Tomado de: http://www.mdzol.com/opinion/483273-que-macana-se-la-dejo-picando/ el 12 de diciembre de 2016.

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