Altruistas en la guerra – 2
14 febrero 2017No basta…
16 febrero 2017Lectura: 2 Corintios 5:1 – 10
“Porque sabemos que si nuestra morada terrestre, este tabernáculo, se deshiciere, tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha de manos, eterna, en los cielos.” v.1
En las noticias de internet aparece publicado que la recompensa econmica más grande que ha ofrecido el FBI en su historia, es por la captura de un ruso considerado el cibercriminal más buscado. Hasta los criminales se modernizan. Nos han hecho creer que las recompensas se relacionan, en la mayoría de los casos, a reconocimientos de tipo económico, de dinero, por encontrar algo o a alguien. Sin embargo, cuando hablamos de la vida espiritual, la Biblia habla de la recompensa como un galardón o premio que viene de Dios.
El alma de cada ser humano adquiere un valor incalculable cuando se dirige hacia su creador y decide obedecer y amar a Dios sobre todo lo demás. Es cierto que es necesaria la fe para creer esto, pero Jesucristo nos enseñó que no es una fe ilógica o irracional, sino que debemos tener el anhelo y el deseo de que esa fe sea real, práctica y dependiente en su totalidad del Padre. Una fe con sentido es el resultado de un corazón dispuesto en la búsqueda honesta de Dios a través de la lectura de Su palabra que es la Biblia. Es aquí donde encontramos la promesa eterna de una morada en el cielo.
En el cielo hay un lugar para ti y puede ser tu recompensa si decides seguir a Jesucristo y darle el lugar principal en tu vida. Piénsalo.
Laury Rodríguez Jara, España
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