La Biblia y la inteligencia
29 marzo 2017Modelar la conducta
31 marzo 2017
Lectura: Isaías 49:8, 26
“…Aunque olvide ella, yo nunca me olvidaré de ti.” v.15b
En mi país muchos son los niños en condiciones de vulnerabilidad; algunos por violencia intrafamiliar, otros por padres drogadictos o alcohólicos y otros abandonados por sus padres. Aun teniendo instituciones que se dedican a albergar a muchos de estos niños, no son suficientes para suplir las exigencias existentes y por lo tanto hay muchos en condición de calle.
Esto me hace pensar en todo este mar avasallador de las celebraciones de los días que el poder comercial y mercantilista hace del: día del niño, día del padre y del día de la madre etc. Si estos fuesen para resaltar los valores de la unidad y el amor de la familia; además del valor espiritual que Dios imparte a la familia que instituyó desde el principio de la creación, su contenido sería loable. Pero mayormente se traduce en un contenido material y de costo monetario.
Esta experiencia es una vivencia personal. El abandono de una madre a sus hijos: tres en total; todos pequeños: el del medio de dos años recogido por una anciana de buen corazón, la menor entregada a un matrimonio que la apadrinó, y la mayor a un orfanato. Esto como resultado de la muerte del padre de familia. ¿Se olvidará la mujer de lo que dio a luz, para dejar de compadecerse del hijo de su vientre? Dios nuestro Padre nos ha prometido que será nuestro guardador y protector, y que jamás se olvidará de Sus hijos. Podremos sufrir el olvido o el abandono de quién tendría que amarnos y cuidarnos; mas Dios nos tiene presente en Su amor.
Jorge Pinilla Burgos, Chile