El ingrediente indispensable

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Lectura: Nehemías 9:17 – 19

“….Pero tú eres Dios perdonador, clemente y piadoso…” v.17

Hoy en día abundan personas, que por ser celíacas o diabéticas, necesitan privarse de algunas preparaciones, principalmente en repostería. Entonces los pasteleros se esmeran creando tortas sin harina, ni azúcar, ni manteca. Estas nuevas producciones, deben sustituir componentes para resultar, al menos, parecidas.

En el cristianismo hay un componente fundamental, que no se puede sustituir según la necesidad alimenticia o el paladar de las personas. Este componente que es la esencia misma del único Dios Creador del Universo, es el amor. Dice el apóstol Juan en una de sus cartas que Él es amor. Su amor se manifiesta en su capacidad infinita de perdón. Dice en su evangelio que nos amó tanto que entregó a su Hijo a la muerte para rescatarnos de nuestra vida de pecado y sin propósito.

El perdón está relacionado estrechamente con el amor. El perdón es amoroso y el amor es perdonador. Lo vemos en toda la Biblia, aún antes de su máxima expresión en Cristo Jesús. Nehemías, lo describió como perdonador y clemente. Miqueas dice que sepultará nuestras iniquidades en lo profundo del mar. También lo comprobó y mostró David en sus salmos. Y lo han experimentado todos los que conocieron a Cristo, sus discípulos y la iglesia a través de los siglos. Los seguidores de Jesús deben relacionarse con Dios y con su prójimo en amor que perdona. No siempre es fácil, ya que nuestra naturaleza no es perdonadora. Pero el Médico Divino nos quiere ayudar y sanar toda herida. Y cuando ofendamos no demoremos en pedir perdón. Cuidemos que sea genuino, ya que podemos confundirlo con indiferencia o esconderlo. Esto es peligroso, pues puede crear amargura.

Alicia Ituarte, Uruguay

Perdonemos como Dios nos perdona.
Meditación publicada en el libro devocional de RTM Alimento para el Alma – volumen 15, para conseguir una copia de la edición impresa visítenos en Soriano 1335 (Montevideo, Uruguay) o en su librería cristiana más cercana.

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