La idolatria
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4 julio 2017
Lectura: Romanos 1
“Porque las cosas invisibles de él… se hacen claramente visibles…” v.20
Un camión con valioso cargamento, circulaba por una ruta y en sentido contrario venia un auto, que invadió la senda del camión y lo chocó de frente. El camin volcó y todo su cargamento se perdió. Únicamente murió el chofer del auto. Como abogado se me contrató para reclamar los daños al camión. Investigué que el fallecido chofer, iba con su novia en el auto. Él era un joven, criado por su madre, su padre los había abandonado cuando él era muy niño, pasaron 10 años, el padre volvió, la madre lo recibió y esto afectó al joven, su novia (que se salvó del accidente) contó, que momentos antes del choque, él le preguntó a ella ¿querés morir conmigo? y luego intencionalmente invadió la senda del camión y así chocó de frente.
Lo visible, era un enorme camión volcado con su cargamento desparramado y un auto destruido, por causa de un irresponsable chofer que invadió la senda opuesta. Lo invisible, fue un suicidio. Cuántas cosas no vemos y duramente juzgamos. Hace décadas, mujeres y niños no tenían derechos, eran invisibles, hoy son visibles. Pegarle a la esposa no era malo, ni se denunciaba, era invisible, hoy es un delito, es visible. La esclavitud fue invisible, hoy casi no lo es. Y la lista de cosas y conceptos invisibles, que dejaron de serlo, es larga, pero no se acaba.
Es imposible hoy ver a Dios, pero es visible a través de Cristo y de Su Creación. No juzguemos sin analizar lo invisible, y no sigamos viviendo, como si Dios no existiera, simplemente porque es invisible pero se mueve.
Marcel Legarra, Uruguay