“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo Unigénito, para que todo aquel que en Él cree; no se pierda, mas tenga vida eterna.” v.16
Habrás oído alguna vez que Gracia es recibir el regalo que no merecemos, Misericordia es no recibir el castigo que merecemos. Nunca llegaremos a dimensionar por completo la grandeza del amor de Dios, y todo lo que ello conlleva. Mujeres y hombres siempre hemos rechazado a Dios. Sin embargo Dios, en Su amor, es quien ha tratado de traernos de vuelta, a tal punto que envió a Su Hijo Cristo, para salvarnos y lo hizo por amor.
El amor sacrificial busca anteponer el bien del otro y su felicidad, incluso en detrimento de la propia. Ese amor es sincero, y no está condicionado a lo que el otro haga o en quién se convierta, no busca retribución, ni espera en la misma medida en que da. Ése es el amor de Cristo, quien dio Su vida en una cruz, para cargar con la culpa, el pecado y el castigo que nos corresponde. Él tomó nuestro lugar, y todavía sigue esperando que aceptemos ese amor, que seamos agradecidos por todo lo que nos ha dado y ha hecho. No porque hoy atravieses circunstancias duras, significa que Él no te ama o se ha olvidado de ti. A veces Él permite, que vivamos situaciones difíciles para volvernos a Él, buscar Su rostro, humillarnos, y reconocer nuestra dependencia de Él.
1 Comment
Son muy buenos yo tengo el libro. Pero me gustaría tenerlo virtuales .Gracias por el trabajo.