Ovejas confiadas

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Lectura: Juan 10:7-18

“Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen.” v.14

Se cree que las ovejas fueron domesticadas hace unos 11.000 años en lo que es hoy Irak. Estos singulares mamíferos han desempeñado un papel transcendentalmente importante para la humanidad que ha aprovechado su cuero y su lana para elaborar prendas de vestir o alfombras; su carne y su leche para el consumo, volviéndose indispensables para la economía.

Se Ha comentado que una de sus características al parecer es su poca visión; las ovejas no gozan de una estupenda habilidad visual. Esto hace suponer que ellas podrían seguir al pastor a ciegas. Lo que nos hablaría del cuidado y el amor que requieren y que tan fielmente es dado por el pastor.

Esta figura del pastor y las ovejas muestra un paralelismo muy valioso: Por un lado las ovejas, delicadas e importantes, son como los seres humanos. Y por el otro, está el pastor quien se entrega a su cuidado como lo hizo Cristo. En nuestra cita Juan lo confirma. En ella Jesús se define a sí mismo como el buen Pastor: Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen. Esto nos hace pensar en que Jesucristo nos cuida con fiel amor al aceptarnos en Su rebaño. Ser parte del redil de Cristo requiere en gran medida de una decisión más que emocional, de una decisión de fe; seguirlo a pesar de que físicamente no podamos verle. Se dice que cuando cerramos los ojos físicos, se abren los del alma; y es allí donde te pastoreará por delicados pastos.

Cris Torin de Márquez, Venezuela

Meditación publicada en el libro devocional de RTM Alimento para el Alma – volumen 15, para conseguir una copia de la edición impresa visítenos en Soriano 1335 (Montevideo, Uruguay) o en su librería cristiana más cercana.

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