La presencia renovadora
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5 febrero 2018Lectura: Juan 3:1-15
“…¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre y nacer?” v.4
El refranero dominicano tiene este dicho: “Plátano maduro no vuelve a verde”. Una ilustración ésta del sentido común. Algo similar ocurre en este dialogo de Jesús y Nicodemo, ¿cómo es posible? El curso de un embarazo biológico abarca un proceso que al final, se produce el nacimiento. La intervención de Jesús además de ser cierta sobre el nacer de nuevo, logra justamente inquietar a este hombre para que se dé cuenta de la dimensión espiritual que la persona necesita para estar en intimo contacto con Dios.
No es suficiente la criatura humana formada por genes, fluidos hormonales, órganos vitales y funciones corporales. El sentido común, también declara que todas estas características se deshacen con los años y por consiguiente la muerte llega y ese cuerpo biológico, magistralmente hecho se convierte en polvo. Estos detalles son avalados por la ciencia. La forma corpórea al momento de nacer es transitoria, no tiene carácter de permanencia.
De ahí, discurso de Jesús adquiere un significado especial, “es necesario nacer de nuevo”, si deseas ver el reino de Dios. Una verdad tremenda que nos emplaza hoy día a reconocer qué es lo importante en esta vida. Si se ha preguntado qué significa entrar en el reino de Dios, de manera sencilla, significa estar conectados a Dios, amarle sobre todo, hacer el bien, honrarle y vivir por siempre con Él. Este ejercicio se traduce en calidad de vida. La tan anhelada calidad de vida que se promueve en los medios de comunicación, ni se aproxima a la vida nueva planteada por Jesús cuando se nace de nuevo.
Bienvenida González, República Dominicana