No hay muerto malo

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Lectura: 1 de Juan 4:11-21

“…De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor” v.18

¡Quedó igualito!, esta expresión la escuchamos generalmente en los velorios, cuando los asistentes observan el cadáver. ¿Por qué? ¿Esperaban verlo diferente? El cambio en vida debe ser espiritual, de modo que la muerte, a no ser accidental o después de una penosa enfermedad, poco varía nuestro aspecto.

Se exaltan las cualidades y se minimizan los defectos, dando lugar a la frase “no hay muerto malo” En ocasiones hay hipocresía aun despidiendo al familiar o amigo fallecido. Del mundo no podemos esperar la verdad ya que en él reina la mentira, ni en el adiós definitivo se habla con verdad; no por ello podemos negar la bondad que existe.

Jesús quiso que fuéramos diferentes, sal y luz del mundo, que nuestro sí sea si, y que nuestro no sea no. Cuando el halago no es sincero, están buscando algún favor. Nosotros debemos saber que a Dios no podemos engañarlo, si lo amamos, guardamos sus mandamientos. Él nos enseña que si no hay respeto no hay amor por lo cual no cree las palabras “te amo” cuando odiamos a algún hermano.

Nuestro amor no debe ser hipócrita, Pablo nos exhorta que el amor no debe ser con fingimiento; la cualidad que diferencia a quienes tememos a Dios en el corazón, del resto de la humanidad, es el amor; en este sentimiento se encuentra la grandeza del ser humano, en el amor se cumple la ley y los profetas, ya que quien ama ha sido perfeccionado, debemos permitir que el amor en nuestra vida sea el combustible que nos guie hacia el prójimo.

Mario Gil Gómez, Colombia

Ama y verás cómo cambia el mundo.
Meditación publicada en el libro devocional de RTM Alimento para el Alma – volumen 16, para conseguir una copia de la edición impresa visítenos en Soriano 1335 (Montevideo, Uruguay) o en su librería cristiana más cercana.

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