“No hay justo, ni aun uno…No hay quien haga lo bueno…” vv. 10 y 12
El evangelio es la buena noticia del amor misericordioso de Dios que nos ofrece perdonar todos nuestros pecados y adoptarnos como hijos. También el evangelio presenta un diagnóstico crudo y real de la situación de la humanidad que vive alejada de él y que está compuesta por personas que se consideran correctas, que no le hacen mal a nadie por lo cual merecen el cielo.
Sin embargo la evaluación de Dios es muy distinta según la descripción que hace Pablo: “Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticias la verdad…Pues habiendo conocido a Dios no lo glorificaron como a Dios… Estando atestados de toda injusticia, fornicaciones, perversidad, avaricia, maldad; llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y malignidades; murmuradores…soberbios, inventores de males, desobedientes a los padres…”.
Al analizar nuestra sociedad descubrimos que la maldad, la perversidad, la violencia, la injusticia y la corrupción están al orden del día. Muchas personas que parecen respetables y dignas de elogios, incluso clérigos, políticos, funcionarios, educadores, etc., tienen una doble moral, una que es menos conocida, oculta lo que realmente son y que se conoce cuando son descubiertos y otra que es más conocida y más correcta que usan como fachada.
El evangelio declara que todos somos pecadores y que necesitamos ser salvos por medio de Jesucristo para llegar a personas transformadas que agradan a Dios y verdaderos ejemplos de vida. Como todos somos pecadores necesitamos ser justificados, perdonados y renovados por Dios.
Rogelio Nonini, Argentina