“Porque yo Jehová soy tu Dios, quien te sostiene de tu mano derecha” v. 13
Hace años, Jorge Mueller (1805-1898) uno de los más grandes cristianos de Inglaterra y poderoso hombre de fe, estableció un orfanato. A veces el dinero escaseaba y no podía satisfacer las necesidades de los niños que albergaba Una mañana, él y los niños estaban sentados para desayunar y se dieron cuenta que no tenían leche, sin alterarse su fe dijo a los niños, aunque todavía no tenemos leche, vamos a dar gracias a Dios por ella.
De repente escuchó que llamaban en la puerta y dirigiéndose a los niños dijo: esta puede ser la respuesta de Dios a nuestras oraciones. La puerta se abrió y allí estaba parado un lechero, quien explicó que el carro se le había dañado y que tenía que deshacerse de la leche.
No existe una fórmula para que el hombre esté seguro económicamente, pero, esta no es una aseveración sin esperanza cuando consagramos lo que somos y lo que tenemos en Dios. “Mi Dios pues suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria” (Filipenses 4:19).
La preocupación por la seguridad económica es como una pequeña corriente que corre a través del alma, la fe la hará desaparecer, pues la fe y la preocupación no son compatibles. El hijo de Dios que cree que todas las cosas ayudan a bien, no puede estar mucho tiempo preocupado. La preocupación nunca bendice; enferma, trastorna la digestión, quita el sueño, nos vuelve irritables y nos amarga el pensamiento. La solución es orar, leer asiduamente la Biblia, y confiar plenamente en que Dios no nos fallará.
Carlos Cárdenas, Colombia