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Peligros de la utilización política de la Biblia

Por Salvador Dellutri

La Biblia está teniendo un protagonismo inesperado. Esta semana Bolivia se vio envuelta en una crisis de violencia desbordada y Luis Fernando Camacho, líder de una de las facciones, durante toda la semana en medio de desmanes y agresiones exaltaba los ánimos esgrimiendo la Biblia como si fuera una bandera de lucha. Finalmente en una imagen que dio la vuelta al mundo, se lo veía en el Palacio Presidencial llevando el texto de la dimisión que quería hacer firmar al presidente Morales, junto a la bandera de su país y la Biblia.

Jeanine Añez, la nueva mandataria interina, al asumir tenía en sus manos una Biblia y expresó: “Las iglesias también nos acompañan. La Biblia regresa al gobierno, la Biblia regresa al palacio.”

¿Qué sentido tiene que la Biblia se mezcle tan frívolamente con los negocios turbios y violentos de la política? La respuesta es simple: se está tratando de transformar la lucha por el poder en una cruzada religiosa: cristianos contra indígenas.

El ex presidente Evo Morales, de origen aymará, practica la religión animista. Cree en deidades naturales, rinde culto a la Pachamama – la madre tierra – y a las fuerzas de la naturaleza. Cuando sus oponentes mezclan política con religión y enarbolan la Biblia ante los indígenas en medio de una lucha fratricida, nos retrotraen a la triste historia de la conquista.

Hace más de cinco siglos que la cruz de Jesús y la Biblia arribaron a estas desdichadas tierras de la mano de los conquistadores que profesaban la fe cristiana y traían la explícita misión de evangelizar.

No voy a caer en la demagogia de plantear la conquista como una película de buenos y malos y tampoco quiero dudar de la sinceridad de Isabel de Castilla y Fernando de Aragón cuando manifestaban su voluntad de que los nativos fueran evangelizados y tratados con caridad cristiana. Pero la realidad que se vivió en América fue muy distinta a la que deseaban los monarcas, porque los toscos conquistadores españoles violaban, saqueaban y humillaban la cultura indígena en nombre del Dios de la Biblia. Convirtieron la religión en un sistema de poder y sometimiento pervirtiendo el mensaje de Jesucristo, amoldándolo a su conveniencia y poniéndolo al servicio de su codicia. Esto dejó una honda huella en los nativos que perdura hasta el día de hoy.

En la actualidad, se pretende resucitar el pensamiento de los cruzados intentando nuevamente confrontar al indígena con una religión que rechaza por motivos históricos, porque la considera responsable de la opresión, muerte y destrucción de su cultura. Lo que debía haber sido la llegada de las “buenas noticias” del evangelio, fue para ellos la mayor de sus desgracias.

Es muy triste ver que hoy, en ámbitos tan turbios como los políticos donde reina la ambición, la mentira y la corrupción, aparezcan políticos oportunistas que quieren usar la Biblia para nuclear voluntades y dividir al pueblo.

¿Cuál es el resultado de este exhibicionismo religioso? La exacerbación de los ánimos, un triste mensaje racista, el resurgimiento de odios y resentimientos que son el caldo de cultivo para la violencia. Es triste tener que aclararlo, pero nada de esto está en la Biblia.

Quienes nos acercamos a las enseñanzas de la Biblia con sinceridad y sin intereses egoístas no debemos dejarnos engañar: esto no es más que una despreciable estrategia política, obra de quienes viven ignorando los principios de la Palabra de Dios y la usan únicamente como ariete político.

Los políticos latinoamericanos de todos los signos tendrían que bajarse de su soberbia y leer la Biblia, deteniéndose en los Diez Mandamientos y el Sermón del Monte. Si lo hicieran, se acabarían los racismos, las grietas, los odios y la violencia. Al fin tendríamos lo que tanto necesitamos: políticos honestos, íntegros y honorables.

 

*Salvador Dellutri: Pastor, Profesor, Periodista, Conferencista y Escritor de libros como: “El mundo al que predicamos”, “En Primera Persona”, “Las Estaciones de la alegría”, “Hay que matar a Jesús”, “El desafío posmoderno”, “La aventura del pensamiento”, “La Fe y el sentido de la vida”, “Ética y Política”,  “En primera persona” entre otros. Produce dos programas de Radio Transmundial, “Tierra Firme” y “Los Grandes Temas”.

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