Dones espirituales
15 enero 2020Cristo se hizo semejante a los hombres
15 enero 2020De la sección “Renovando el Espíritu” del programa “Los años no vienen solos”.
Escuche aquí el programa:
Extractado de “Mi vida como cristiano” (WordPress)
El eterno Dios es tu refugio,
Y acá abajo los brazos eternos;
El echó de delante de ti al enemigo,
Y dijo: Destruye.
Deuteronomio 33:27
¿Dónde está Dios cuando lo necesito?
Cuando la crisis golpea su vida personal, ¿cómo responde a la soberanía de Dios? ¿Cómo transfiere el sentido intelectual del poder y presencia de Dios en la realidad práctica y emocional de una crisis personal? ¿Dónde está Dios cuando lo necesitamos? George McDonald dijo una vez: “Nosotros vemos a Dios como nuestro último recurso y solo vamos a Él cuando no tenemos a dónde ir”. Nosotros no nos fortalecemos en el Señor hasta que nos damos por vencidos de toda dependencia de lo demás y nos vemos obligados a depender solo de Él. Para muchas personas la idea de esperar en Dios parece una de las cosas más precarias que podemos hacer en nuestros días. ¿No hay una tendencia natural a buscar algo además de depender de Dios? ¿No es hasta que todo lo demás falla que el hombre pone su confianza en Dios?
¿Dónde acudir en tiempos de desamparo total? ¿Dónde acudir cuando parece que todo el mundo se vuelve contra nosotros?
José era un adolescente arrogante que fue arrojado a una cisterna por sus hermanos y terminó siendo vendido como esclavo en Egipto por una caravana ismaelita. Allí en Egipto le sucedieron otras cosas, buenas y malas. ¿Será que fue fácil para José mantener una actitud positiva, mientras estaba en una cárcel hedionda en Egipto? Probablemente no fue más fácil de lo que nosotros pasamos cuando los golpes financieros y desastres vienen, cuando perdemos el trabajo, cuando el matrimonio está en crisis, cuando un hijo está atrapado en las drogas o algo peor. ¿Dónde está Dios en momentos como esos? ¿Dónde estaba Dios cuando José lo necesitaba? José miró a los ojos de sus hermanos, años más tarde, y dijo: “Vosotros pensasteis hacerme mal, pero Dios lo encaminó a bien, para hacer lo que vemos hoy, para mantener con vida a mucha gente” (Génesis 50:20).
A veces tenemos que enfrentar las peores crisis de nuestra vida a solas con Dios. En la sabiduría soberana de Dios todo se reúne para su gloria aunque nosotros no lo entendemos hoy. La palabra “por qué” puede conducir a algunos de nosotros a la locura si no nos volvemos al infinito amor y sabiduría de Dios y a darnos cuenta de que esta crisis no cambia su actitud hacia nosotros. Él todavía nos ama y nos abraza.
¿Dónde acudir cuando no hay luz al final del túnel? ¿Dónde acudir cuando solo vives el día y la noche, semana tras semana, mes tras mes, año tras año? ¿Dónde está Dios cuando más lo necesitamos?
Él está allí, esperándonos con su abrazo. “Dios lo encaminó a bien, para hacer lo que vemos hoy”. Alguien dijo: “Dios es demasiado bueno para hacer algo cruel … Demasiado sabio para cometer un error … Demasiado profundo para explicarse. Cuando sabemos quién es Él podemos dejar de preguntar ‘¿Por qué?'”. No hay nada en este mundo que pase fuera de la voluntad de Dios. No hay fallos y no hay cabos sueltos en el último plan de Dios.
Tenga cuidado, no hemos dicho que Dios causó la tragedia. Él no es el autor del mal. Hay algunas cosas que simplemente no podemos explicar sobre el mal. El rey Ezequías se encontraba en el momento de la muerte con la cara hacia la pared llorando amargamente en 2 Reyes 20:1-3. Dios le envió un mensajero diciendo: “Ordena tu casa, porque vas a morir, ya no vivirás” . La respuesta de Dios a la humildad y a la oración de Ezequías fue un período adicional de quince años de vida como gobernante de Judá. Dios en su sabiduría a veces escoge sanar a su pueblo sobre la base de la oración. Sin embargo, a menudo en Su sabiduría Él decide no obrar sanidad física de esa manera. El apóstol Pablo tenía su “aguijón en la carne” y Dios aun nos enseña y nos anima a través de ese sufrimiento. En esos momentos Dios nos recuerda que todo lo que necesitamos es confianza en él. Él es todo-suficiente para satisfacer nuestras necesidades. En la sabiduría soberana de Dios Él ve el principio y el fin. Podemos confiar en él para lograr Sus propósitos eternos. Esta crisis no cambia su actitud hacia nosotros. Él ya ha demostrado su amor al ir a la cruz y morir por nosotros.
Dos hermanas en la muerte de su hermano se enojaron con Jesús. “Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto” (Juan 11:21). Señor, ¿dónde estabas cuando te necesitaba? Marta trató de enfocar su fe: “Yo sé que resucitará en la resurrección, en el día final“, dijo. (Juan 11:24). Hay gente que, mientras se conduce a través de una tormenta personal, dice: “Me sentí como si todo mi mundo se hubiera volado por los aires. Mi confianza en Dios se había ido”. Hay un montón de gente que se siente de esa manera hoy. Jesús les dijo a Marta y María que solo Él es todo-suficiente. “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto?” (Juan 11:25-26).
Enfrentado a la muerte y al sufrimiento, Job dijo: “Aunque él me mate, voy a esperar en Él“. A veces nos enfrentamos a situaciones incomprensibles y desesperadamente dolorosas, y solo Dios puede consolar nuestros corazones. La pregunta que debemos hacernos no es dónde está Dios cuando lo necesito, sino dónde estoy poniendo mi fe cuando más lo necesito.
El eterno Dios es suficiente para todo
Moisés estaba llegando al final de su vida y el gran líder se estaba dirigiendo a los hijos de Israel antes de que se fuera a la tierra prometida de Canaán. Él dijo:
No hay como el Dios de Jesurún,
quien cabalga sobre los cielos para tu ayuda,
y sobre las nubes con su grandeza.
El eterno Dios es tu refugio
y sus brazos eternos son tu apoyo.
Él echó al enemigo delante de ti,
y dijo: ‘¡Destruye!’
Deuteronomio 33:26-27
El Dios del principio y el fin era su morada. “El eterno Dios es un lugar de refugio, y acá abajo los brazos eternos.” El Dios que estaba en el principio es nuestro refugio. Él es nuestra morada. Y debajo están los brazos eternos para ti y para mí. La palabra hebrea para “debajo” significa la parte inferior. La idea básica es estar en “el lugar deprimente, humillante, y abatido”. “Debajo” significa el límite de lo último, de lo que se ve como el fin.
¿Hasta dónde puede llevarle la experiencia que atraviesa hoy? ¿Qué tan profundo en la vida ha estado? Qué tan profunda ha sido su experiencia de dolor? ¿Qué tan lejos en el pecado ha caído en algún momento de debilidad? ¿Qué tan cerca ha llegado de la muerte en su sufrimiento?
¡No importa que tan lejos vayamos hacia abajo, no podemos llegar por debajo de sus brazos eternos! No importa qué tan profundo vaya en su experiencia del dolor y la rabia, usted encontrará sus “brazos eternos.” La figura de “brazos” habla de la fuerza y el poder. Y lo eternal nos lleva al último punto, al alcance último de la imaginación y el pensamiento, entonces se nos recuerda que el Dios infinito está debajo de nuestra carga de pena, miedo dolor, terror y tristeza. El eterno Dios es el fondo de todo. Él es nuestro poder sustentador y fortaleza en momentos de necesidad. Sus brazos se extienden para abrazarnos en ese oscuro misterio que desconcierta nuestra alma, cuando nos asalta el miedo. Aquí, entonces, está la respuesta a nuestros miedos. Nos encontramos con nuestro descanso en Dios. Él es el principio. Él es siempre el principio. Él es el Dios de los brazos eternos. Es imposible hundirse debajo de ellos, porque ellos siempre están por debajo.
¿Es Él su morada? ¿Es Él el refugio en la tormenta? ¿Sus fuertes brazos lo sostienen? Solo Dios es suficiente para todas nuestras necesidades en esta vida y la eternidad. Jesucristo es suficiente para todo lo que nos enfrentamos. Él es todo-suficiente. Toda nuestra salvación es de principio a fin en el Señor. Hemos descubierto que Él es capaz y está dispuesto a hacer por nosotros “mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos”.
Es nuestra responsabilidad como creyentes permitir que el Espíritu Santo active la verdad de su Palabra en nuestras vidas cuando lo necesitamos. Pero tenemos que aceptar la responsabilidad de estudiar Su Palabra diariamente y memorizar las Escrituras para que puedan asentarse en nuestros corazones. La forma en que vivimos nuestras vidas cada día determina cómo nos enfrentamos a una crisis. El Espíritu Santo solo puede apropiarse de la verdad de su Palabra siempre y cuando hayamos tenido tiempo para estudiarla.
Nada más se necesita para calmar nuestros temores, sino el hecho de que Dios es. Su existencia es todo lo que usted y yo necesitamos para esta hora. No necesitamos ninguna evidencia o prueba. Todo lo que necesitamos es él. Dios ha provisto para todas las contingencias posibles. Absolutamente nada puede separarnos de Su amor. Ni la muerte ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna criatura o cosa me puede separar del amor de Dios que es en Cristo Jesús, mi Señor. ¡Nada!
¿Es Dios nuestro Padre negligente, indiferente, olvidadizo o ignorante? Por supuesto que no. Él sabe de todo. Él se preocupa por nuestras necesidades. Él puede manejar todo, y Él nos ama. Se ha demostrado de una vez por todas en el Calvario. Y Él quiere abrazarnos con sus brazos eternos.
¡Dejemos que el Dios eterno nos abrace!