Dar es vida
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«…Y Jehová se acordó de ella» v. 19
Acordarse sugiere que algo guardado en la memoria resurge en un momento o circunstancias específicas, en los cuales un estímulo se presenta activando tal recuerdo. De seguro usted se ha acordado de compromisos, tareas, personas y experiencias en un momento dado. ¡Es parte de la vida! El cerebro humano tiene que ver y los estudios científicos de alguna manera nos han ilustrado sobre su importancia y funcionamiento.
Sin embargo, Dios no ha estado ni estará sujeto a las condiciones humanas propias del cerebro, en el contexto de las dinámicas de recordar a tiempo. ¡Dios no olvida! El está atento y presente en el mover de la humanidad y el mundo en su totalidad. En el plano de la Biblia, leer que Dios se acordó de Ana la madre de Samuel y que también se acordó de Raquel la madre de José, nos guía a pensar sobre el poder inmenso de Dios y Su misericordia y amor eternos. Estas mujeres concibieron a estos hijos, aun contra toda posibilidad biológica que les impedía ser madres. Solo por el accionar de nuestro buen Dios, el dador de la vida se operó la concepción en ellas.
Por consiguiente, la experiencia de Ana con Dios, nos ilustra que frente a la impotencia y desesperanza que experimentemos en un momento determinado, Dios es nuestro amparo y fortaleza, es clemente y misericordioso, que responde a nuestras oraciones y calma nuestras angustias. El que Dios se acordara, es sinónimo de que Él responde. Dios atiende al corazón entristecido y cargado, al corazón arrepentido y anhelante de Él. Es de alta significación una actitud humilde y dependiente hacia Dios.
Bienvenida González, República Dominicana