«Amado, no imites lo malo, sino lo bueno. El que hace lo bueno es de Dios» v. 11
Juan menciona tres cristianos: Gayo, un fiel hijo de Dios que era hospedador y muy generoso. Diótrefes, un líder de la iglesia que era orgulloso, carnal, egoísta y autoritario. Y Demetrio que era un ejemplo de vida. “Todos dan testimonio de Demetrio, y aun la verdad misma; y nosotros también damos testimonio…”.
Nuestro modelo de vida es Jesucristo, pero también necesitamos de cristianos fieles que nos muestren cómo vivir en santidad en medio de esta sociedad corrupta que quebranta todas las normas éticas y espirituales del cristianismo. Esta necesidad de modelos actuales nos presenta el gran desafío de poder decir, como Pablo: “Hermanos, sed imitadores de mí, y mirad a los que así se conducen según el ejemplo que tenéis en nosotros”. “Vosotros sois testigos, y Dios también, de cuan santa, justa e irreprensiblemente nos conducíamos con vosotros los creyentes… y os encargábamos que andéis como es digno de Dios”.
No tenemos que imitar a los cristianos carnales que se ufanan de su capacidad para vivir con un pie en el mundo y otro en la iglesia. Pero sí tenemos que imitar y seguir el ejemplo de aquellos que, como Demetrio y Pablo seguían fielmente al Salvador, mostrándonos con su conducta y servicio cómo tenemos que vivir nuestra fe para andar como es digno de un hijo de Dios. A los cristianos carnales tenemos que evitarlos y a los fieles imitarlos porque ellos están siguiendo las pisadas de Cristo, el Señor.
Rogelio Nonini, Argentina