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“Todo lo que hagan, háganlo de buena gana, como si estuvieran sirviendo al Señor Jesucristo y no a la gente” v.23
En estos tiempos que vivimos he visto como muchas personas dedican tiempo y mucho esfuerzo para agradar a todo el mundo, ya sea viviendo, haciendo o esforzándose para sobresalir para ser admirado por los demás, en otras palabras, viven una vida “ante los ojos de otros”. Buscan la admiración, respeto y reconocimiento como asunto final de sus vidas.
Pero el día de hoy te invito a que te hagas la siguiente pregunta: ¿Qué hay con los ojos de Dios? ¿Has tomado en cuenta Su voluntad? ¿Lo que haces realmente honra su Nombre?, ¿Tus metas son metas puestas por Él o solo son metas para agradar a otros o para tu exaltación personal?
Si te preocupas más sobre lo que los demás creen y piensen de ti, y te preocupas en complacerles todo el tiempo, quiere decir que no estas teniendo un oído y un sentido para escuchar todo lo que Dios te quiere decir en las situaciones que se te presentan y que no tendrás la capacidad de aprender de ellos.
La vida con Dios es un andar de constante aprendizaje hasta que Él nos llame a su Presencia. Vivamos a plenitud, con alegría vivamos para Él, porque todo es por Él y para ÉL. En su tiempo, tendremos las recompensas que el prometió en su Palabra.
Vivamos y sirvamos siempre frente a los ojos del Señor, con alegría esperando y confiando en que lo que logremos será acorde a su voluntad
Pablo M. Vazquez G. Paraguay
Sea que vivamos o muramos honremos a Dios.