A medida que pasa el tiempo nuestro cuerpo va cambiando, pero eso no tiene que ser necesariamente algo malo. Al ser nuestros cuerpos el templo del Espíritu Santo, debemos ser precavidos y tomar los cuidados necesarios para el buen funcionamiento de estos. Acompáñanos para tratar este tema en otro programa más con la Lic. Claudia Reyes en Vida Familiar.
Parte 1:
Parte 2:
Parte 3: