“Vanidad y mentira aparta de mí, y no me des pobreza ni riquezas, sino susténtame con el pan necesario, no sea que, una vez saciado, te niegue” v.8-9
¿Es una maldición ser pobre? ¿Es malo ser rico? Muchos ven la pobreza como una virtud y aseguran que vivir en medio de necesidades hace a las personas más dependientes en Dios. Es cierto que muchos en tiempos de necesidad y problemas buscan la ayuda de Dios, pero esta no es una norma, pues…
En tiempos de enfermedad podemos buscar la ayuda de brujos y curanderos.
En tiempos de soledad podemos empezar una relación sentimental fuera de la voluntad de Dios.
En tiempo de dudas podemos buscar el consejo de astrólogos, espiritistas o científicos ateos que nos alejarán más de Dios.
Ante la falta de dinero podemos estar tentados a robar o a prestarnos dinero que luego no podremos pagar.
Ante la falta de trabajo podemos meternos en el contrabando de insumos o de droga.
Por otro lado están los que ven las riquezas como una evidencia de la aprobación del Señor. Para muchos, en vez de ser una bendición, la prosperidad se convierte en una prueba durísima de soportar, pues…
Tenemos un seguro para todo tipo de problema ¿para qué necesitamos confiar en Dios?
Nuestro nivel económico nos hace buscar nuevos amigos que no temen a Dios.
El tener muchos bienes sin un propósito santo, nos aleja de Dios. Por todo esto, el pedido de Agur es imprescindible para conservarnos en rectitud.
Freddy Barrón Tapia, Bolivia
“No me des pobreza ni riqueza” debe ser nuestra oración diaria
Meditación publicada en el libro devocional de RTM Alimento para el Alma – volumen 20, para conseguir una copia de la edición impresa visítenos en Soriano 1335 (Montevideo, Uruguay) o en su librería cristiana más cercana.