
Heme aquí
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Entendamos estos tiempos
23 octubre 2022
Lectura: Lucas 10:25-35
“…fue movido a misericordia.” v.32
Abracemos la compasión sugiere que nuestro mundo, la tierra, los países y ciudades, familias, amigos y vecinos, han de ser socorridos y confortados por quienes ostentan una situación distinta a quienes requieren un abrazo compasivo. Conocer y observar el estado de abandono y desamparo de quienes sufren y cerrar los ojos, o pasar de largo, sin ocuparse en realizar un mínimo movimiento o acción a favor, deja mucho que desear. La parábola del buen samaritano, nos presenta una lección sin igual en cuanto al ejercicio de la piedad y sobre la posibilidad de no hacer uso de esta.
La capacidad de sobrellevar el dolor ajeno y lo que implica el sentimiento de desamparo acompañado de la percepción de soledad y miedo, transciende los protocolos de como ayudar y servir. Todo dependerá de cuales condiciones se presenten en un momento determinado. En este relato pedir permiso, preguntar cómo te sientes, no faltarían, el buen samaritano vio y escucho posibles voces de auxilio y, eso fue suficiente para que se acercara, limpiara las heridas y condujera al hombre herido y robado de sus pertenencias a un lugar seguro.
Nos hemos visto tentados a que nos aborden siempre para entonces abrazar la compasión y hacer uso de la misericordia. ¡Nos llegan datos, lamentos o, vemos con nuestros ojos, donde y quienes están anhelando y necesitando de nuestro abrazo compasivo! El abrazo compasivo más allá de la forma física de hacerlo es, socorrer, invertir, curar y ofrecer apoyo y cuidados. El mundo nos presenta gente carente de ser atendidos. No podrás atender a todo el mundo, pero a aquel que este a pocos metros de donde tu camines.
Bienvenida González Gómez, República Dominicana
Hagamos como el buen Samaritano