Bienaventurados los enojados

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Lectura: Salmo 137

“Hija de Babilonia la desolada, bienaventurado el que te diere el pago de lo que tú nos hiciste.” v.8

Los salmos son la expresión honesta del pensamiento de sus autores, corazones abiertos, oraciones sin filtro. El salmo 137 es el canto de aquellos que habían presenciado la violenta crueldad de los Caldeos en Jerusalén y ahora eran cautivos en Babilonia. Cantan nostalgias de su Sión natal, pero se vuelve amargura y resentimiento, en un desesperado clamor por ver el juicio divino sobre quienes habían perpetrado semejantes atrocidades contra Israel.

El enojo y la indignación son una respuesta emocional natural hacia la percepción del mal o la injusticia. No son necesariamente pecaminosos. Pero es bueno saber que podemos recurrir a Dios con confianza para decirle lo que nos pasa, aunque sea enojo, incluso aunque ese enojo sea contra él. No necesitamos fingir, porque nos conoce y recibe como somos. El trono de la gracia siempre tiene sus puertas abiertas incluso a corazones enojados.

Pero con cuidado, porque: “la ira del hombre no obra la justicia de Dios”. Somos llamados a quitar “toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia” y sustituirlo por “ser benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándonos unos a otros, como Dios también nos perdonó a nosotros en Cristo”.

Bienaventurados los enojados, porque mientras el Espíritu Santo opera este proceso de reconversión, cuando no podamos evitar que “nos salte la térmica”, siempre podemos evitar buscar venganza. Venir a Dios con nuestro disgusto y calmarnos en su presencia. La Biblia, siempre realista, declara: Enójense, pero no pequen. Dios hará justicia.

Pablo López, Uruguay

No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal. (Romanos 12:19-21)

Meditación publicada en el libro devocional de RTM Alimento para el Alma – volumen 20, para conseguir una copia de la edición impresa visítenos en Soriano 1335 (Montevideo, Uruguay) o en su librería cristiana más cercana.

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