Muchas veces nos preguntamos cuál es la voluntad de Dios para nuestras vidas, cuál es nuestro propósito aquí en la tierra. ¿De qué se trata el llamado de Dios? ¿Es solo para algunos o es para todos?
Comencemos pensando ¿qué es el llamado de Dios? El llamado de Dios es una invitación que Él nos hace para colaborar en Su obra. El llamado es el destino que Dios tiene para nuestra vida y es el propósito por el cual fuimos creados. Así que es sumamente importante saber cuál es ese llamado de Dios para mi vida, porque es lo que va a marcar el rumbo de mis acciones a diario.
La Biblia nos dice, “No me escogieron ustedes a mí, sino que yo los escogí a ustedes y los comisioné para que vayan y den fruto, un fruto que perdure. Así el Padre les dará todo lo que le pidan en mi nombre.” Juan 15:16
Dios nos escogió, la iniciativa fue de él, pero es nuestra responsabilidad decidir si aceptamos ese llamado y si estamos dispuestos a seguirlo.
Podemos pensar en dos grandes grupos del llamado de Dios.
Por un lado tenemos la voluntad general de Dios. Dios nos llama a todos los creyentes. Y podemos encontrar ésto expresado directamente en la Biblia. En la palabra de Dios encontramos tareas generales que tenemos que cumplir todos por el simple hecho de ser sus hijos. Por ejemplo, tenemos como principal comisión la conocida «gran comisión», que nos envía a ir y hacer discípulos (Mateo 28:16-20). Esto no es para algunos miembros particulares de la iglesia, sino para todos. Así sucede con la voluntad general del Señor; aplica a todos aquellos que quieren seguirle.
Luego está la voluntad de Dios específica para cada persona, en Efesios 4:11-12 nos dice que Dios “…constituyó a unos apóstoles, a otros profetas, evangelistas, a otros pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo”. Así que hay un llamado específico para cada uno también. No todos tenemos los mismos dones y talentos, no tenemos que saber hacer todo, eso es lo lindo de trabajar en la obra del Señor, nos complementamos unos a otros y es la forma en que podemos ser de bendición y recibir bendición. Qué lindo es poder utilizar nuestros talentos y capacidades en el cuerpo de Cristo y ser de bendición para quienes están a nuestro alrededor.
¿Cómo podemos saber cuál es nuestro llamado?
¿Será que va a sonar el teléfono o hay una app en el celular para averiguar cuál es mi llamado? Aunque sería muy interesante un recurso así para que puedas conocer tu llamado, y entender cuál es el propósito de Dios para tu vida, es fundamental que tengas una comunión constante con él, para que el Espíritu Santo crezca en tu interior, y así pueda mostrártelo.
Dios nos muestra su voluntad por medio de la Biblia, por medio de otras personas, y por medio de las circunstancias. Si no invertimos tiempo en pasar un momento diario con Dios, él no va a poder hablarnos. Podemos pensarlo como la relación con un amigo, si no fomentamos esa amistad buscando conversar y pasar tiempo juntos, nunca vamos a saber qué es lo que está sintiendo la otra persona, ni vamos a poder saber qué es lo que espera de nosotros. Lo mismo sucede con nuestra relación con Dios, si no buscamos pasar tiempo con él, invertir tiempo estudiando la Biblia y conversando con él por medio de la oración, no vamos a saber qué es lo que espera Dios de nosotros.
Comencemos hoy mismo a buscar una relación con Dios a diario y así vamos a ir descubriendo el llamado de Dios para nuestras vidas.