
Una perspectiva bíblica de la eutanasia
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¡Abracemos la compasión!
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Lectura: Isaías 6:1-13
“Después oí la voz del Señor, que decía: ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros? Entonces respondí; heme aquí envíame a mí”. v.8
Isaías escucha la voz de Dios y acepta el desafío, se dispuso a ser un instrumento en las manos del Señor sin titubeos ni condiciones. Hoy en día Dios busca personas, hombres y mujeres a quienes llama para llevar un mensaje de vida y esperanza. ¿Cuáles son las demandas para obedecer este llamado de Dios? Esto requiere tener disposición para dejar todo confort, y manos a la obra, porque el conocimiento procede de Dios, pero este es para que sea compartido.
Ante un mundo y una sociedad en confusión, es el tiempo de anunciar las verdades del Evangelio; Dios nos capacitará para servir y que podamos compartir lo que Jesús ha hecho por nosotros, dejando de ser espectadores, y siendo protagonistas. El Señor nos ha llamado a ser testigos y a hacer discípulos en todas las naciones y hasta el fin de los tiempos, llevando a cabo la obra evangelista y que enseñemos las verdades de Dios. Hay que activar el llamado que Dios nos ha hecho y así cumplir nuestra labor de expandir el evangelio porque la mies es mucha y los obreros pocos.
Es tiempo de dejar las excusas a un lado y llevar a cabo las estrategias que sean necesarias, viendo las posibilidades y ante los obstáculos pedir sabiduría de Dios para hacer lo mejor a nuestro alcance. Nada ni nadie debe impedir que los llamados realicen su tarea en obediencia a Dios. Este mundo necesita de mujeres y hombres que sean portadores del mensaje salvador.
Oswaldo Canales, Honduras
El tiempo es ahora, Dios llama a todos