
Consultar a Dios
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Solaris, el encuentro con lo incomprensible
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Por: Ps. Graciela Gares*
Parte 1:
Parte 2:
Parte 3:
Un millón de uruguayos –casi la tercera parte de la población del país-, figurarían como incumplidores en el Clearing de Informes, la base de datos comercial-crediticia que informa sobre la solvencia de los individuos. Algunos de los que llegaron a esta condición, han sido víctimas de usura por parte de prestamistas que les facilitaron préstamos con tasas de interés superiores al 100 % sobre sus deudas. A raíz de ello se ha presentado en el Parlamento uruguayo un Proyecto de ley de re-estructuración de deudas, para alivianar a las familias que cayeron en manos de prestamistas usureros. Tal es el panorama financiero de nuestra sociedad en este año 2022 que ya finaliza. De cara a las fiestas tradicionales el tema de acceso a créditos y préstamos cobra relevancia, siendo las fechas de mayor consumo. ¡Son malas fechas para el bolsillo!
¿Cuántas veces a lo largo de este año recibimos llamadas telefónicas ofreciéndonos una nueva tarjeta de crédito que no habíamos solicitado? Quienes manejan la economía desean que la rueda no se detenga, que no se contraiga el consumo y de diversas maneras somos inducidos a comprar y gastar, con dinero en efectivo o firmando promesas de pago a futuro: “compre hoy y comience a pagar a los 60 días”. El uso de tarjetas en sustitución del dinero y los pagos en diferido disminuyen la percepción del perjuicio económico que nos estamos haciendo. La otra cara de la moneda es que las dificultades financieras por sobre-endeudarse quitan la paz, el sueño y generan tensión en el ambiente familiar. El manejo económico si no es adecuado, puede acabar afectando el bienestar psico-emocional de los involucrados causando angustias, ansiedades y desesperación.
Los creyentes no estamos inmunizados frente al riesgo de caer en “esclavitud financiera” en estos tiempos y es bueno reflexionar al respecto. Las causas pueden ser variadas: un infortunio como la pérdida del trabajo o de bienes por un robo o incendio, una enfermedad prolongada de algún miembro de la familia, haber salido de fianza queriendo ayudar a alguien que luego no paga o haber incurrido en gastos irresponsables de dinero, siguiendo la lógica consumista que invade a Occidente. Poco se puede decir respecto a quienes contrajeron deudas para enfrentar desgracias que les sobrevinieron como quedar desocupado, enfermar o quedar sin techo. Rogamos a Dios que les abra puertas de salida y si están en nuestro entorno, debemos ayudarles.
La sensibilidad de Dios frente a tales casos quedó plasmada en la Biblia en Deuteronomio 15 cuando Él ordenó a su pueblo Israel: “Cada 7 años perdonarás lo que otros te deban”… “Ya no deberá exigir a su prójimo o a su compatriota que le pague, porque será proclamado el año del perdón de deudas en honor del Señor”… “De esta manera no habrá pobres entre ustedes, pues el Señor tu Dios te bendecirá en el país que te va a dar como herencia… y tendrás para prestar a muchas naciones, pero tú no tendrás que pedir prestado.” Así de misericordioso es el Dios de Israel, nuestro Dios, y así debería ser nuestra mirada hacia quienes han caído en desgracia financiera involuntariamente.
En el otro extremo y sorprendentemente, aún hay personas que no saben que Dios nos desaconseja salir de fiador o garante de la deuda de otro individuo. Seguimos escuchando casos dramáticos en que un padre o madre acaban endeudados por firmar como garantía para hijos, nietos u otro familiar que luego no paga. Proverbios 11: 15 dice: “el que evita dar fianzas vive tranquilo”. Y el mismo escritor bíblico advierte en 6: 1 – 2: “Hijo mío, si das fianza por tu amigo o te haces responsable de un extraño, tú solo te pones la trampa…. Para librarte, hijo mío, pues estás en las manos de otro, haz lo siguiente: trágate el orgullo y cóbrale a tu amigo”.
Pero hoy queremos reflexionar sobre aquellos que eligen endeudarse como un estilo de vida contemporáneo y “son indulgentes consigo mismos, incurriendo en gastos irresponsables en artículos que producen una satisfacción temporal y una escasa utilidad”, según expresaba Larry Burkett en su libro “Cómo manejar su dinero”. Ensayaremos una mirada desde la psicología para entender nuestra conducta al respecto y prevenir calamidades en esa esfera y de ser posible, planificar un mejor año 2023 para nuestra economía doméstica. Lo que está claro es la voluntad de Dios que no vivamos endeudados, según Romanos 13: 8: “no deban nada a nadie, excepto el deber de amarse unos a otros.”
¿Pero qué es endeudarse? Cuando tenemos que pagar un alquiler mes a mes, ¿significa que estamos en deuda permanente con el propietario? Larry Burkett señala que no. Tener una obligación de pago no equivale a tener deudas, si uno es buen pagador. La deuda se genera recién cuando pasada la fecha de pago acordado, el mismo no se hizo efectivo. ¿Pueden los cristianos comprar a crédito? La Biblia no lo prohíbe expresamente pero señala que la mejor condición es tener para dar a otros y no necesitar pedir prestado, ni financiado. ¿Qué actitudes mentales pueden llevarnos a endeudarnos en las próximas festividades al finalizar el año? Falta de disciplina con el dinero, impaciencia, deseo de aparentar e incluso la depresión. Sí, hay ciertos estados anímicos que nos inducen a gastar dinero.
Existe un denominado “síndrome del comprador compulsivo” cuyas causas conocidas pueden ser:
• Sentir soledad o un vacío existencial y pretender llenarlo con la experiencia de adquirir objetos
• Perseguir placer al adquirir un producto nuevo, comprando por disfrute más que por necesidad.
• Haber desarrollado atracción por las ofertas y sentir temor a dejarlas pasar.
• Buscar compensar depresiones y/o ansiedades. Ocurre cuando compramos estando enojados o tristes. La compra en principio “empodera” pero luego llegará el sabor amargo de enfrentar la obligación del pago.
• Baja auto-estima: compro para sentir que no soy menos que los demás.
• Impulso a derrochar el dinero por falta de auto-control.
Lo cierto es que las deudas afectan la salud al quitarnos la paz. Una buena consigna es viajar por esta vida “ligeros de equipaje”, sabiendo que nada hemos traído a este mundo y nada nos vamos a llevar. Como Pablo, es bueno haber aprendido a vivir humildemente (Filipenes 4: 12 – 13) L. Burkett aconseja orar por cada gasto que tengamos que hacer, de modo que Dios intervenga en esa área de nuestra economía y nos ayude a discernir nuestras verdaderas necesidades.
Otras reglas sabias son:
• Planifique, ordene y priorice sus gastos, ajustándolos a sus ingresos
• Mantenga las finanzas al día
• Evite ser aval de otros
• Clasifique las compras diferenciando necesidades reales de meros anhelos y deseos.
• No tome decisiones financieras apresuradas, no bien meditadas.
• Si no tiene paz, no compre. Proverbios 10: 22; Salmos 37: 7. “Guarda silencio ante Jehová y espera en Él”.
• Ofrende para la extensión del evangelio y la ayuda a pobres.
Vale aclarar que la esclavitud financiera se verifica tanto en quien vive atrapado por deudas como en quienes en el extremo opuesto aman el dinero, no lo gastan y disfrutan de acumularlo. El afán por aumentarlo y cuidarlo también quita la paz y produce insomnio.
“También observé otro ejemplo de algo absurdo bajo el sol. Es el caso de un hombre que está totalmente solo, sin hijos ni hermanos, no obstante trabaja mucho para acumular toda la riqueza posible. Sin embargo, luego se pregunta: ¿Para quién trabajo? ¿Por qué me privo de tantos placeres? Nada tiene sentido, todo es tan deprimente.” (Eclesiastés 4: 7 – 8)
¡Que Dios nos conceda la gracia de ser buenos administradores de todos los recursos que Él nos ha dado!
Ps. Graciela Gares – Participa en la programación de RTM Uruguay que se emite por el 610 AM – Columna: “Tendencias” – Lunes 21:00 hs