Sin fuerzas

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Lectura: 2 Reyes 19:1-37

“…los hijos están a punto de nacer, y la que da a luz no tiene fuerzas.” v. 3

En siglos pasados el número de mujeres que moría en el parto era muy alto. Hoy con los avances, no es tanto, aunque según las estadísticas mueren más de 800 mujeres al año por esta causa, generalmente en países de bajos recursos. Pese a que la Organización Mundial de la Salud solo aconseja la intervención quirúrgica en casos particulares, el porcentaje de nacimientos mediante cesárea aumenta.

El Imperio Asirio estaba en su mayor esplendor. Había conquistado mucho territorio y ahora venía por Judá. El rey era Ezequías quien había pagado un altísimo tributo para proteger al pueblo de Dios. Pero el rey de Asiria, Senaquerib, quería más. Es así que a través del canciller Joa, envía amenazas al pueblo de Dios. Cuando el rey las recibe entra en gran aflicción. Hace saber de ellas a Isaías, vocero de Dios. Compara el angustioso momento con una mujer que está a punto de dar a luz y no tiene fuerzas. Cuando más las necesita, desfallece. Las palabras blasfemas y arrogantes del rey asirio lo han aniquilado. Pero pide oración al siervo de Dios. Isaías principia su mensaje con un mandato: “no temas”, no tengas en cuenta las palabras oídas, porque Dios obrará. Y así fue como el rey asirio oyó rumores que lo hicieron desistir, y volvió a su tierra donde murió.

Hay situaciones que nos invaden tanto que parecen quitarnos la respiración. Es cuando las fuerzas para la lucha pueden abandonarnos. Sentimos que tocamos fondo, pero podemos emular a Ezequías que compartió su zozobra con quien debía. Busquemos un buen hermano que nos ayude en oración.

Alicia Ituarte, Uruguay

La oración unida nos fortalece.

Meditación publicada en el libro devocional de RTM Alimento para el Alma – volumen 20, para conseguir una copia de la edición impresa visítenos en Soriano 1335 (Montevideo, Uruguay) o en su librería cristiana más cercana.

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