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Lectura: Hebreos 12
“…despojémonos de todo peso y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante”. v. 1,2
Resulta sencillo tener confianza en Dios cuando todo lo que nos acontece marcha favorablemente y todo en la cotidianeidad parece mantenerse en completa armonía. Sin embargo, cuando la aflicción las pruebas o las dificultades se presentan en nuestras vidas de manera repentina, causando dudas, desanimo, dolor o sufrimiento, la confianza en Dios corre el riesgo de debilitarse o quebrantarse.
La carta a los Hebreros nos ánima a recordar que Jesús está con nosotros en momentos de sufrimiento y que debemos colocar toda nuestra atención en Él, pues por amor a la humanidad y en obediencia al Padre, soportó el dolor de morir clavado en una cruz, pero que, a pesar de ello sabía que cumpliría su propósito.
Él nos insta a seguir su ejemplo con perseverancia, a mirar hacia adelante, a despojarnos de todo aquello que nos estorbe y que nos impide proseguir a la meta, pues como nos dice Santiago: «gozaos profundamente cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia.» (Santiago 1:2-3)
Dios es el perfeccionador de la fe, su obra no termina y su misericordia es inconmensurable, sólo Él puede darle la sabiduría que le falta o necesita en momentos de angustia o desconsuelo, pídala y le será dada abundantemente. No dude que Él camina a nuestro lado en esta carrera, marcando siempre la ruta, de manera que, colocando nuestra confianza en Dios, podemos correr firmes y con determinación hasta llegar a la meta suprema, que es la eternidad en Cristo.
Diana Campillo, México
En Jesús hay fuerzas y ánimo