
Ángeles y demonios – Pr. Samuel Pérez Millos
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Barroco – Parte 1
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Lectura: Jeremías 17:7-8
“…Porque será como el árbol plantado junto a las aguas, que junto a la corriente echará sus raíces…” v.8
¿Ha tenido la experiencia de ser defraudado por alguien? ¿O, ha depositado su confianza en una persona que no le genera sentimientos de seguridad del todo? Cuando tomamos una decisión de envergadura o relevancia (sea de naturaleza relacional, financiera, laboral, de salud u otro tipo) aquel en quien ponemos a depender la realización y muchas veces, el resultado de esa acción, será pieza clave. Decisiones con buenas proyecciones, pero depositadas en las manos equivocadas, han generado crisis de todos los tamaños por las pérdidas que han provocado. No queremos decir que las relaciones con otros no pueden ser confiables, pero son limitadas, vulnerables e imperfectas como el ser humano.
El escritor Jeremías nos afirma la bendición que es colocar la confianza en El Señor y lo compara con las características de un árbol cuyas raíces tienen acceso a las corrientes de aguas: “y no verá cuando viene el calor, sino que su hoja estará verde…” El árbol plantado junto a corrientes de aguas mantiene su vitalidad y verdor, aunque las condiciones del ambiente no sean favorables, porque evidentemente está conectado a la fuente que lo sostiene así.
Jesucristo es nuestra fuente y asumir esto como verdad y guía de vida, nos mantendrá con vitalidad espiritual (dando fruto) aun cuando tengamos situaciones adversas. Confiar en Él significa, entender la dimensión de Su amor por nosotros y fidelidad a lo que nos ha prometido. Confiar en Él nos mantendrá “verdes” a pesar de las inclemencias del tiempo
Dulce Pascual, República Dominicana
No hay otro mayor que el Señor Jesús en quien confiar