Bien acompañado
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Descubriendo una vida con propósito
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Lectura: Salmo 23:1-6
“…Tú estarás conmigo…” v.4
Vivimos en un mundo muy complicado. Hay guerras y enfermedades que nos acechan que no alcanzamos a conocer y otras, ni a comprender. Entonces los corazones se afligen y se asustan, pues tenemos miedo a la muerte y nos preocupamos por la salud de nuestros seres amados. La aflicción que sentimos cuando las cosas no están bien puede deprimirnos y hacernos sentir que estamos en un callejón sin salida.
Pero recordemos aquel momento cuando Jesucristo, antes de ser apresado, fue a orar con sus discípulos en el lugar llamado Getsemaní. Al leer esta historia, nos damos cuenta de la compleja experiencia por la que pasaría Jesús, pues sería aprehendido y torturado hasta la muerte; pero aun así, utilizó la oración como instrumento de comunicación con el Padre, para que lo acompañara en esa difícil tarea de ser el Salvador del mundo. En ese pasaje también observamos que los discípulos se durmieron y no oraron. Pero Jesús seguía en oración. Por ello, ante nuevas epidemias y conflictos armados, nuestra mejor opción es la oración, indispensable para estar firmes ante las tentaciones. Quizás muchos no podamos hacer una “bella oración”, pero de lo que se trata es de conversar con Dios, en silencio o en voz alta, mientras caminamos o estamos en cualquier lugar.
Hace años las madres le decían a sus hijos que, antes de cerrar los ojos para dormir dijeran: “Con Dios me acuesto y con Dios me levanto”; y se dice que aquellos niños, en efecto, dormían plácidamente, porque sabían que Dios les estaba acompañando. ¡No estamos solos, Cristo está a nuestro lado! Esto, debemos agradecerlo.
Marcelo Ballester, Venezuela
Haz de Cristo tu mejor compañero en el camino de la vida