
Venga tu reino
2 mayo 2023
Cosas perdurables
3 mayo 2023

LECTURA: JUAN 17:1-8
“Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado.” v.3
De acuerdo a un dicho popular, lo importante acerca de alguien no es tanto lo que es, sino quién es. Este principio también se puede aplicar a un cristiano.
En cierta ocasión dos cristianos conversaban y uno le dijo al otro: “Ese hermano realmente conoce la Biblia”. A lo que el otro contestó: “Sí, ¿pero conoce realmente a Jesús?” El “qué” y el “quién” de nuestro conocimiento deben ir a la par.
El conocimiento de la Biblia nos debe conducir a conocer a Jesús como nuestro Salvador y Señor. ¿Pudiera ser, no obstante, que conozcamos mejor al libro que al autor del libro? Es sabido que se puede tener un conocimiento de la Biblia que nos conduzca a un orgullo pecaminoso, pero el conocer a Jesús nos conduce a una humildad reverente.
Jesús quiere que nuestra relación con Él sea muy personal. “Yo conozco mis ovejas”, nos dice, “y mis ovejas me conocen a mí”. (Juan 10:14) Sabemos por la Biblia que la relación pastor-oveja es íntimamente estrecha. Confiamos en Jesús como nuestro buen pastor que entregó su vida por nosotros para ganarnos el perdón de los pecados y la vida eterna.
¿Cómo obtenemos la vida eterna? Jesús nos lo dice aquí con claridad: conociendo a Dios el Padre a través de su Hijo, Jesucristo. Tenemos que conocer a Jesús como persona (Hijo de Dios, Salvador, Señor y amigo). Él es para nosotros el camino, la verdad y la vida (Juan 14:6).
Sigifredo Sabalza, Venezuela
Gracias Señor Jesús, por darte a conocer a nosotros
