LECTURA: MATEO 7:7-11
“… todo aquel que pide, recibe…” v.8
En una oportunidad, siendo yo adolescente, estuve en la casa de un familiar. Tenía demasiadas ganas de usar su moto, pero no me atreví a pedírselo. Después de un buen rato el dueño de casa me dijo: “Yo sabía bien que querías usar la moto, y con gusto te la hubiera dado. Pero quería que tuvieras la confianza suficiente como para pedírmela.”
Dios espera esa actitud confiada también de nosotros. Por eso él dice en este texto que recibirá el que pide, encontrará el que busca y hallará puertas abiertas el que llama. Es decir, si usted no pide, si no busca, si no llama, nada va a pasar. Es cierto que Dios nos da frecuentemente mucho más de lo que pedimos, pero es porque tanto nos ama y se complace en darnos cosas buenas. Dios es bondadoso. Pero él anhela que nos acerquemos a él y le abramos nuestro corazón. Esto revela fe en este Dios amoroso y bondadoso.
A veces tenemos la imagen de Dios de que tenemos que torcerle el brazo para que a regañadientes nos dé por lo que tanto le insistimos. Pero esto está muy lejos de la verdad. En nuestra lectura bíblica de hoy vemos que él está más que dispuesto a darnos cosas buenas. Es más, que él se deleita en darle a sus hijos lo que necesitan. Ningún padre normal le daría a su hijo algo que le pueda dañar. Si un padre humano imperfecto busca siempre el bien de sus hijos, cuánto más entonces el Padre celestial santo, puro y amoroso.
Marvin Dück, Paraguay
El Dios bondadoso se complace en dar a sus hijos
lo que ellos necesitan