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LECTURA: DANIEL 3:14 – 30
“Nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiendo.” v.17
Nuestra época está perlada de expresiones que, en ocasiones, suenan cinematográficas, manifestando el nivel de compromiso entre dos o más personas: “juntos hasta el final”; “triunfamos juntos o nos hundimos juntos”. En mi patria existe una expresión histórica, a veces recordada por ciertos actores políticos, que nos retrotrae a la época de la emancipación: “libertad o muerte”.
Tal el lema de los valientes que lucharon para despejar el suelo patrio de enemigos e invasores. Sin término medio, un compromiso con la causa llevado hasta sus últimas consecuencias. Desafortunadamente, la nuestra es una época de gran relativismo, en la que tales niveles de compromiso con una causa noble son admirados y venerados, aunque raramente se encuentran voluntarios que los exhiban en sus vidas.
El relato de hoy nos muestra a aquellos tres jóvenes tan conocidos por los lectores de la Biblia, los amigos de Daniel, el profeta hebreo que alcanzó altos puestos en los imperios babilónico y persa. Como Daniel, estos tres jóvenes fueron ante todo fieles a su fe; y cuando el emperador babilónico quiso que todos sus súbditos se postraran en adoración de una estatua pagana, estuvieron prontos para morir por su lealtad a Dios.
Confiaban en que serían librados por Dios; pero aclararon que, si a Dios le placía no salvarlos, igual estaban dispuestos a mantenerse firmes en su fe. Morir antes que arrodillarse ante un ídolo pagano. Fidelidad o muerte.
¿Cuál es nuestro nivel de compromiso con nuestra fe en Jesucristo? ¿Ha decaído ese compromiso? ¿Hasta dónde estamos dispuestos a llegar? Renovemos hoy ese compromiso con el Señor.
Álvaro Pandiani, Uruguay
Tu fidelidad a Jesús, ¿hasta dónde llega?
