LECTURA: GÉNESIS 2:1-15
“Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase.” v.15
El trabajo fue instituido por Dios, por tanto es el primer ejemplo de ocupación. La Biblia señala que Dios acabó su obra en siete días. Luego hizo al hombre y plantó un huerto en el Edén y puso allí al hombre que había formado. Su deseo era que continuara su obra, aunque los frutos salían espontáneamente y la tierra era regada por vapor que salía del suelo, debía labrarla y guardarla. La horticultura fue su primer trabajo.
Dios quiso que el hombre tuviera sus días ocupado para su propio beneficio y salud. El trabajo edifica, nos da satisfacción personal, paz y tranquilidad pues se cuenta con un sustento y ayuda para la familia.
Al realizar un trabajo debes tener claro las metas propuestas y darle la importancia que amerita. Una actitud adecuada es necesaria para el desarrollo de cualquier actividad. Valora tu trabajo, agradece a Dios por la bendición de tenerlo y hazlo de buena voluntad y con alegría. De esta manera darás testimonio para que otros consideren seguir el mismo ejemplo.
Ser adicto al trabajo no es bueno para la salud y la familia. Hay que tomar tiempo para el descanso y fomentar las buenas relaciones familiares. Dios también advierte en su palabra que “si fueres flojo en el día de trabajo tu fuerza será reducida” (Proverbios 24:10). Por tanto, se debe tener equilibrio en la vida y disfrutar del trabajo que Dios nos ha permitido tener, dando gracias cada día.
Aura Arriaga de Ostos, Venezuela
Debemos agradecer a Dios por el trabajo