LECTURA: JUAN 11:1 – 6 ; 20 – 30
“Jesús todavía no había entrado en la aldea, sino que estaba en el lugar donde Marta lo había encontrado.” v.30
La manera como actúa Dios en el devenir humano, a veces es difícil de comprender. Nuestro razonamiento orientaría la acción en otras direcciones. Frente a este episodio bíblico, quizás nos preguntamos: ¿Por qué razón se demoró Jesús en ir a Betania a sanar a Lázaro cuando sus hermanas lo llamaron? ¿Por qué se quedó dos días más en el lugar donde estaba?
Luego, decide ir a Betania. Marta le sale al encuentro y reprocha al Señor por su ausencia ante el fin de la experiencia vivida. Esta actitud de Marta, da lugar a la declaración maravillosa de Jesús de ser “la resurrección y la vida”, pero en vez de ir con Marta a encontrarse con María, se quedó “en el lugar donde Marta lo había encontrado.” ¿Por qué no fue a prisa a encontrarse con ella? Leyendo hoy el pasaje completo podríamos comprender los motivos; pero vivirlo en tiempo real pudo parecer incomprensible.
¡Cuántas veces, frente a situaciones vividas, aun siendo hijos de Dios, así nos parecen sus procedimientos! Pero, ¡cobremos ánimo! Aceptemos que los pensamientos de Dios y sus caminos son superlativamente más elevados que los nuestros (Isaías 55:9); que, a su tiempo, él hará que se cumpla pronto su plan y voluntad.
Aceptemos la declaración de Pablo en Romanos 11:33, “¡Cuán insondables son sus juicios e inescrutables sus caminos!”
Marta y María lo llegaron a comprobar: ¡Lázaro resucitó!
Cree en Jesús, acepta lo que él efectúa; ten confianza en él.
David J. Corvino, Uruguay
Confía; Dios sabe lo que está haciendo