LECTURA: JUAN 4:27-37
“Alzad vuestros ojos y mirad los campos, porque ya están blancos para la siega.” v.35b
En este pasaje del encuentro de Jesús con la mujer samaritana, el Señor dice a sus discípulos que miren los campos blancos, refiriéndose a la multitud que se acercaba a él. Esta historia reflejada en el Evangelio es también un mensaje actual para los creyentes porque todavía hay campos blancos donde llevar el mensaje de amor, perdón y reconciliación en Jesucristo.
Miguel Ángel y su esposa Julia han visto los campos blancos en la provincia de Sevilla: muchos pueblos con necesidad de que reciban la luz de Cristo para vida eterna. Después de 33 años viviendo en la capital decidieron vender su piso y comprar una casa en un pequeño pueblo, El Pedroso, desde donde se ubican pueblos distribuidos por la comarca con miles de habitantes necesitados de que se les compartan las buenas nuevas de salvación. Ellos invitaron al equipo de nuestra oficina Decisión para ayudarles a trabajar en los campos que ya se ven blancos para la cosecha.
Lo más sorprendente en la vida de Miguel Ángel es que ya no es un joven “soñador”, con plena vitalidad y energía para lanzarse en la aventura de vender su piso y trasladarse a un pequeño pueblo con todo lo que conlleva. Tiene más de 70 años, pero con un corazón y fuerza que le dan el Señor para ver los campos blancos y, junto con su esposa Julia, dejar su buena posición en Sevilla y trasladarse a un pequeño pueblo. Un ejemplo de entrega incondicional al Señor de la mies, digno de imitar y seguir.
José Luis Briones, España
Todavía los campos están blancos