La creación
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LECTURA: APOCALIPSIS 3
“…ni eres frío, ni caliente…” v.15
De clase alta, británica, joven, educada, llevaba una vida cómoda, sin dificultades, pero un día, como escribió en su diario, “Dios me despertó en la mañana y me preguntó si haría el bien en su nombre, sin buscar reputación”.
Así, Florencia Nightingale (1820-1910), en época donde el rol femenino aristocrático (callado, sumiso y religioso) consistía en ser esposa y madre, decidió dedicarse a la enfermería, estudió, trabajó como voluntaria en cuidados de ancianos, y enfermos, en Inglaterra, Egipto, Alemania, etc., haciendo importantes reformas en la higiene general, ventilación de salas, llevaba estadísticas, logrando eficientes resultados. Su labor tuvo tal impacto, que el Ministro de Guerra inglés, le pidió que fuera donde se desarrollaba la guerra de Crimea, pues los soldados morían más por enfermedades que por heridas de armas. Allá fue, con un grupo de 38 mujeres voluntarias, esforzadas, y encontraron un panorama desolador, pocos médicos, miles de heridos, e indiferencia de las autoridades.
Lograron revertir la situación, aplicando eficientes medidas de organización e higiene. Cuando todos dormían, en la noche, Florencia con una lámpara de aceite, se paseaba entre los heridos, controlando que nada les faltara, así fue llamada “la dama de la lámpara”.
En su vida logró importantes cambios en la mejora del sistema hospitalario, y fundamentalmente, en la formación del personal de enfermería, que pasó a ser una profesión.
La Biblia dice “…por cuanto eres tibio, y no frío, ni caliente, te vomitaré de mi boca.” (Apocalipsis 3:16) Este pasaje es un fuerte llamado a despertar del opio de la comodidad y aparente seguridad de nuestras vidas. Jesús dijo “…por cuanto lo hiciste a estos pequeñitos, a mí lo hicisteis…” Cuando servimos al doliente, a Dios servimos.
Marcel Legarra, Uruguay
Que Dios nos despierte para servir
